viernes, 29 de marzo

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Haciendo las américas

El secreto de su éxito

por Lola Romero (Houston)

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Creo que todavía estoy por entrar aquí en una tienda de libros, o en una biblioteca, y no encontrar libros de autoayuda en los primeros expositores o bajo los carteles de “recomendados” y “más vendidos”: publicaciones sobre autodesarrollo, riqueza, bienestar, pensamiento positivo y otros temas relacionados con la búsqueda de la felicidad y el éxito en general. La variedad de tomos es inmensa, aunque los temas casi siempre se repiten, los títulos se suelen parecer, los autores exhiben siempre lustrosas y blanquísimas sonrisas en las contraportadas, y todos, absolutamente todos, prometen el éxito en lo que te propongas. Previo pago, claro.

Y es que, aunque veo que la tendencia es global, y que en nuestro país también se han puesto de moda las charlas motivacionales (de “speakers” u oradores) y las temáticas sobre autodesarrollo, no me parece que lleguemos al extremo de Estados Unidos. He estado buscando una investigación, un estudio, algo, que explicara esta predilección por la literatura de superación personal, y me parece plausible lo que propone la autora Trysh Travis en The American Historian: “La cultura de la autoayuda ha sido especialmente sólida en los Estados Unidos porque se alinea claramente con el escepticismo sobre la autoridad y con la fe de que la iniciativa individual es la clave no sólo para el progreso personal, sino también para una democracia saludable”. Así se ve en casi cualquier ambiente, desde el doméstico al corporativo, con libros que van desde cómo ser la “mamá perfecta”, a otros que recogen estrategias militares que un capitán de la marina americana propone para dirigir una empresa. Y no sólo en publicaciones escritas, ya que, como decía más arriba, los seminarios y los programas de televisión también están a la orden del día.

En el tiempo que llevo aquí, ya acumulo unos cuantos libros de estos temas, todos regalados, y también he asistido por trabajo a charlas motivacionales y seminarios sobre habilidades que tienen que ver con la efectividad, la productividad o la resiliencia (palabra de moda donde las haya, que por si no os suena, es la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas). Y no sé si es mi forma de ser, o mi “españolidad”, pero normalmente no me creo lo que oigo… Y no me gusta mucho eso de que prediquen lo que hay que hacer, los secretos del éxito (¿de quién?), o las verdades verdaderas. No me lo creo.

Ya, ya sé que quizá me paso de escéptica, y que si este tipo de literatura funciona es porque a la gente le interesa. Vale, admito incluso que hay quien realmente aprende de estas historias “personales”, o encuentra consuelo o esperanza en momentos de dificultad. Como decía más arriba, esto es especialmente cierto en el caso de los norteamericanos, así que supongo que es una anotación más que tengo que hacer respecto a diferencias culturales.

En una de las últimas charlas a las que tuve que asistir había también un grupo de españoles y alguien, medio en broma, comentó algo así como que donde se pusiera el Club de la Comedia o un buen monologuista español, ya podían quitarse los “speakers”. No sé si lo suscribo al cien por cien, pero sí creo que un poco de humor y de saber reírse de uno mismo puede ser tan terapéutico como muchas historias de superación y éxito contadas en un libro o recitadas en voz alta en un escenario.

En fin, supongo que es sólo que el género de la autoayuda no va conmigo. Yo prefiero la ficción y la ciencia-ficción, la fantasía y las novelas de misterio… Con estos géneros al menos sé que nadie está intentando “venderme la moto”…

Foto: La pequeña colección de libros de autoayuda y mejora personal, todos regalados, que tenemos en casa.