sábado, 20 de abril

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Haciendo las américas

Pintando voluntarios

por Lola Romero (Houston)

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En alguna ocasión, cerca ya de Navidad, he hablado de las campañas solidarias y las iniciativas para servir de voluntarios. Es especialmente en esas fechas cuando la gente se “vuelca”, pero, como he comprobado este fin de semana, las oportunidades de ayudar y pedir ayuda se suceden a lo largo del año. Porque no olvidemos que este es un país con un concepto de asistencia social muy restringido, centrado sobre todo en la ayuda económica para alimentación y necesidades básicas por tiempo muy limitado.

Esto se traduce en que son las organizaciones no gubernamentales y las fundaciones solidarias las que llevan a cabo la mayoría de programas de asistencia y ayuda social. Como la que ha logrado que este sábado más de veinte voluntarios de la empresa hayamos dedicado unas horas a reparar y pintar la vivienda de unos ancianos afectada por el huracán Harvey (sí, más de un año después).

Podría teorizar sobre la abundante presencia de estas organizaciones en la sociedad americana, pero me remito a la literatura al respecto y resumo que esta tradición es producto de la historia, de aquellos primeros gobiernos débiles y distantes que facilitaron el que los primeros pobladores empezaran a reunirse para ayudarse mutuamente en actividades comunitarias, como la construcción de iglesias y escuelas o la lucha contra incendios. Así, poco a poco, la iniciativa ciudadana y los esfuerzos individuales se convirtieron en los promotores del bienestar público. Y así he tenido ocasión de comprobarlo, como decía, en primera persona.

No creo que haga publicidad (y si la hago, no me importa) si digo el nombre de la ONG con la que hemos trabajado: Rebuilding Together Houston, algo así como Reconstruyendo Juntos Houston. Su misión es realizar reparaciones en las viviendas de personas mayores, discapacitados y veteranos de escasos ingresos. Con la ayuda de voluntarios y fondos de empresas privadas o personas a título individual, arreglan tejados, pintan paredes, construyen rampas de acceso, reparan grietas… lo que se necesite en la casa elegida tras un riguroso proceso de estudio de las condiciones de la vivienda (y la situación económica de sus dueños).

Precisamente, esta ONG es un claro ejemplo de la tradición americana a la que me refería más arriba, pues fue fundada en 1982 por un colaborador del proyecto de Iniciativas del Sector Privado del presidente Ronald Reagan, basado en la movilización y utilización de voluntarios para complementar los programas gubernamentales para los más necesitados. Y treinta y seis años después, su misión sigue teniendo sentido.

Son muchos los barrios pobres en Houston. De hecho, a veces sorprende el contraste de una acera a otra de la misma calle, de una manzana a la siguiente. Y como todo se construye con madera, y no precisamente de la mejor calidad en estas zonas, el paso del tiempo, la falta de medios y las inclemencias meteorológicas se cobran sus peajes. Por eso esta ONG, y muchas otras, ponen el foco en la vivienda. Y por eso, a pesar de que no fue fácil, conseguimos reunir a un buen puñado de compañeros y nos pusimos manos a la obra. O más bien, manos a la pintura y las reparaciones del porche, que era lo que los dueños de la casa necesitaban. Y todos encontramos nuestro sitio, ya fuera con el rodillo, la brocha, sellando grietas o instalando una nueva barandilla.

Lo hicimos lo mejor que pudimos, y hasta donde la lluvia permitió. Habrá que volver otro día a terminar la pintura exterior, pero no dudo que tendremos voluntarios para hacerlo. Porque esta es otra manera de conseguir cosas y ayudar a la gente, y ahora que llevo estas cuantas líneas, me pregunto si no es mejor que dejar que el estado se encargue de todo.

Desde luego, sólo por las miradas y palabras de agradecimiento del señor Jorge y su esposa, el esfuerzo y el tiempo invertidos merecieron totalmente la pena.

 

Foto: Lola Romero.