Últimamente ha crecido bastante el número de españoles en nuestro “bosque”. La construcción de una importante autopista y, en general, la mayor presencia de empresas españolas o europeas en Texas está haciendo crecer esta familia, y aunque evidentemente no nos conocemos todos, las preguntas, consultas e intercambios de información y consejos fluyen y confluyen en cualquier charla o grupo de Whatsapp. Como es de esperar.
Aparte de lo típico de cómo se contrata aquí la luz o el agua para la casa, dónde se puede comprar tal o cual producto español (o algo que se le parezca), o cómo funciona lo de las propinas, hay algo que también se pregunta enseguida: “¿y… hay muchos bichos por aquí?”. Pues sí, “millones”, contestó una amiga el otro día.
Y es que casi todos llegamos a Houston pensando que esto es poco menos que el salvaje Oeste. No porque haya muchos vaqueros, que los hay y de los de verdad, sino porque tendemos a pensar que esto se parecerá a un desierto, y que la tierra será roja o amarilla, con esos arbustos secos rodando de un sitio a otro, como se ve (o se veía) en las películas. De animales, ni rastro… Pero nada más lejos de la realidad.
Como habréis visto en los millones de imágenes “vertidas” durante la cobertura del huracán Harvey, Houston es verde, muy verde y pantanoso. Y con Houston me refiero a los alrededores de la ciudad, que comprenden bosques enormes y muy frondosos, las marismas del Golfo de México y un montón de lagos artificiales e inmensos que incluso cuentan con sus propios ecosistemas. Sorprende un poco tanta vegetación cuando bajas por primera vez del avión, por eso casi enseguida pasa por tu cabeza que entre tanto árbol y arbusto tiene que haber muchos “animalitos”. Y entonces empiezan las historias de miedo, como dice otra amiga.
Y te cuentan que hay serpientes súper venenosas que pueden aparecer de repente en tu jardín de atrás, o que mucho cuidado con las avispas rojas y las hormigas de fuego que si te pican te mandan derecho a Urgencias. Puedes tener arañas “Viuda negra” viviendo detrás de tu cocina, y hay mosquitos que te pueden contagiar el virus del “West Nilus”, que no sé muy bien que provoca, pero suena fatal.
Por cierto, ahora que hablo de mosquitos, cada verano las autoridades del “bosque” fumigan desde una avioneta toda el área para controlar la población de mosquitos. Lo hacen de noche y aseguran que no es tóxico, pero un poco de inquietud sí que da cuando recomiendan que no salgas en las horas de “spray”, como dicen aquí. Este año además, hemos tenido fumigación extra hace unos días, precisamente para controlar el brote que se esperaba a raíz de las lluvias del huracán.
Como además esta zona es boscosa y hay en medio una reserva natural, no es raro ver conejos en las cunetas comiendo hierba, o familias de ciervos bebiendo agua en los lagos “decorativos”, y no faltan zarigüeyas, mapaches y águilas, aparte de las miles de ardillas que viven en los árboles de cualquier jardín. Y luego se ven también armadillos, el animal nacional de Texas, que es curiosísimo: orejas de soplillo, hocico alargado y un caparazón móvil que me recuerda ligeramente a las armaduras que les ponían a los caballos en la Edad Media.
Estas “presencias”, cuyo tamaño parece inversamente proporcional a su peligrosidad, sin embargo, no provocan, que yo sepa, frecuentes altercados. “Puedes” encontrarte una serpiente venenosa, pero no es lo normal. Es mucho más común, por desgracia, ver armadillos atropellados en medio de la carretera que serpientes. Aunque tengo que reconocer que las posibilidades de que un animal o un insecto salvaje te ataque y te mande a Urgencias es mucho más alta aquí que en España…
Es lo que tienen los “bosques”. Y yo que cuando me dijeron “Houston” hace cuatro años, pensé que me iba a desierto…
Foto: Carteles que uno se encuentra cuando sale a pasear por algunas zonas… “Peligro. Cuidado con las serpientes en el camino”. (Lola Romero)