martes, 27 de mayo

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Haciendo las américas

Tormenta

por Lola Romero (Houston)

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Lola Romero. El otro día viví mi primera gran tormenta en Houston. Y lo del calificativo de “gran” se lo pongo yo, porque aunque había alertas de mal tiempo, no se esperaban grandes complicaciones ni se le daba mucha importancia. Lo cual me lleva a pensar que con lo exagerados que son aquí, y ahora diré por qué, lo del otro día debe ser como lo más normal del mundo… y, bueno, para mi no lo fue.

Empezó a llover sobre las 9 de la noche. ¿Llover? ¡Qué digo! Diluvió durante al menos tres horas sin parar un minuto. Me dio por pensar que si eso hubiera ocurrido en nuestra tierra, los desastres serían cuantiosos. Me acordaba por ejemplo de las inundaciones de Villarrubia de los Ojos en mayo de 2007, de los días que pasamos allí mis compañeras y yo cubriendo los sucesos y contando las tristes historias de pérdidas de muchos vecinos. Y sólo llovió (y granizó) durante apenas media hora.

Pero semejante tormenta, aquí en esta zona próxima al Golfo de México, debe ser normal porque ya digo que no se alarmaron. Ni siquiera con los rayos y truenos que en alguna ocasión hicieron retumbar la casa entera y hasta saltaron las alarmas de algunos coches del vecindario. No me gustan demasiado las tormentas, así que ahora, conociendo que esto es algo “normalito”, me temo que lo pasaré muy mal cuando llegue la temporada de huracanes. Porque como vengo diciendo ya hace unas semanas, aquí todo es a lo grande…

Pero a fenómenos naturales “grandes”, como un huracán, entiendo que las medidas de protección y seguridad también deben ser proporcionadas. Otra cosa es que por cuatro copos de nieve se paralice una ciudad como Houston, que es más o menos como Madrid.

Resulta que los meses de enero y febrero han sido los más fríos al norte del continente americano en muchos años. Aquí en Houston por ejemplo, se han superado los registros históricos de temperaturas mínimas (vamos, que ha hecho más frío que nunca). Pero mientras que el norte de Estados Unidos está acostumbrado a los hielos, que diríamos en mi pueblo, en el sur no están preparados para ellos.

Me cuentan que todos los años hay alrededor de diez días aquí con avisos de heladas y/o nieve ligera. Y punto. Así que por diez días de 365 no ven la necesidad de tener asfaltos en las calles y carreteras preparados para ello. ¿Resultado? Cuando las autoridades advierten de complicaciones meteorológicas, la gente directamente no va a trabajar. Tampoco abren los colegios ni muchos edificios federales y estatales.

Y es que, como decía, las calles y el asfalto de las carreteras no están preparados para el frío. Al menos en esta parte de Texas, el territorio es muy llano y construyen carreteras y calles con pavimentos lisos y sin rugosidades (más rápido y más barato), por lo que al sumar a la ecuación temperaturas alrededor de cero y la humedad típica de esta zona, se desata la locura.

No es que no esté de acuerdo en que se extremen las precauciones, me parece bien que se advierta a la población, y más aquí, donde todo el mundo, absolutamente todo el mundo, necesita el coche para hacer cualquier cosa. Pero a veces llegan a unos extremos… Los dos días que este año dieron aviso de posibilidad de nieve (yo no la vi) mi marido y sus compañeros españoles sí fueron a trabajar,  y no tuvieron ningún problema. Eso sí, estuvieron prácticamente solos en la oficina. Y, perdonadme el tópico, pero a mi me entró la risa de pensar que eso de no ir al trabajo por cuatro copos de nieve era algo muy español…

El caso es que la tormenta me pareció enorme. Así que le he preguntado a Farrah por la temporada de huracanes, y me ha dicho que es de julio a octubre, más o menos. Pero que no me preocupe, que aunque puede que toque este verano uno “gordo” (porque según ella, se producen con una frecuencia de 5 o 6 años), esta zona donde vivimos no está muy cerca de la playa, así que no provocará más que fuertes vientos y abundantes lluvias. Y algún corte de luz. Me lo ha dicho así, sin darle importancia, pero a mi casi me da algo cuando ha aclarado que el corte de luz de la última vez duró hasta dos semanas en algunos barrios…

Así que, pensándolo bien, quizá merezca la pena “exagerar” un poquito las precauciones. Como empezar a acumular hielo por si tengo que estar dos semanas sin nevera en pleno mes de agosto…