Director: Gordon Douglas
Intérpretes: Richard Boone, Stuart Whitman, Anthony Franciosa, Jim Brown, Edmond O'Brien, Wende Wagner
Sinopsis: Cuatro hombres parten a la búsqueda de un gran cargamento de armas que ha sido robado por un antiguo general del ejército confederado.
Este lunes 27 de octubre a las 18:00 h. en Paramount.
En el innumerable listado de obras maestras del western, para una mayor acotación en el de las producidas en los 60, RÍO CONCHOS figura en letras muy mayúsculas.
Canto de cisne del excelente cineasta estadounidense Gordon Douglas, responsable al menos de una treintena de trabajos extraordinarios (de LA HUMANIDAD EN PELIGRO a CHUKA, pasando por EL DETECTIVE con Sinatra), filmado a unos muy vigorosos y espléndidamente llevados 57 años, emparenta muy directamente con LOS PROFESIONALES y, también, con otros imprescindibles exponentes de la década que van de LOS SIETE MAGNÍFICOS a GRUPO SALVAJE, pasando por LOS COMANCHEROS o MAYOR DUNDEE.
Caracterizado por unas abundantes dosis de violencia, parte de un guion de perfecto trazo en lo que hace a todos sus personajes, preferentemente el cuarteto principal, todos ellos perfectamente perfilados en su exacerbada forma de desenvolverse y también en su particular sentido del “romanticismo”. No me extrañaría que el Peckinpah de la citada GRUPO SALVAJE lo hubiera tenido en cuenta seis años después.
No paran un instante de acumularse los acontecimientos, de principio a fin. La cosa va de partida de mercenarios a la búsqueda de un cargamento de armas en terreno fronterizo más allá del río Grande, cuyo depositario es un renegado general del ejército confederado.
Ese equipo lo conforman un siempre reivindicable Stuart Whitman (HOMBRE MARCADO, LOS COMANCHEROS, FRANCISCO DE ASÍS), un brutal como tantas veces Richard Boone (inolvidable su aparición como escudero de Heston en la sublime EL SEÑOR DE LA GUERRA de Schaffner) también ex coronel sureño, no confundir con la protagonizada por Cage), el siempre simpático Anthony Franciosa (EL LARGO Y CÁLIDO VERANO), el inevitable en producciones violentas de la época actor afroamericano y ex jugador de fútbol americano Jim Brown (DOCE DEL PATÍBULO, MOTÍN, 100 RIFLES y EL CÓNDOR) y, de propina, Edmond O´Brien (GRUPO SALVAJE) como el pequeño Napoleón megalómano.
Provoca el inmenso placer que siempre supone una narración vibrante e impecablemente narrada, contiene las mejores esencias del género en aquélla década prodigiosa de tantos cambios y puntos de vista, igualmente asociados a este tipo de películas que divisaban en el horizonte su crepúsculo y un saber/proclamar que la realidad es a veces más salvaje y sucia que lo que solían proclamar los cantares de gesta de pasados tiempos. De todas formas exhibe las mejores cualidades de los exponentes de Eastwood en la materia, pues a la vez que revisionista no deja de ser épica.
Todo su tramo final derrocha ritmo y acción, resulta apoteósico. Y, como siempre era costumbre en él, gran banda sonora de Jerry Goldsmith que acompaña adecuadamente y otorga brío a las imágenes.
José Luis Vázquez