Director: Henry Hathaway
Intérpretes: Don Murray, Diane Varsi, Chill Wills, Dennis Hopper, R.G. Armstrong, Jay C. Flippen
Sinopsis: Un vaquero, acusado erróneamente de asesinato, se ve obligado a huir de la despiadada persecución del padre de la víctima.
Nunca me cansaré de ponderar al grandísimo cineasta clásico estadounidense Henry Hathaway, maestro del western, del negro y de cualquier otro género que tocase. Un todoterreno que hizo, fundamentalmente, su carrera en la Fox.
Con DEL INFIERNO A TEXAS (FROM HELL TO TEXAS), volvió a hacer una incursión en el género norteamericano por excelencia, el del Oeste. Lo rodó entre dos trabajos no tan relevantes como solía ser norma en su filmografía, pero en todo caso interesantísimos, un buen exponente de aventuras en el desierto saharaui titulado ARENAS DE MUERTE (con una pareja de ensueño: Sophia Loren y John Wayne) y el intenso melodrama protagonizado por Susan Hayward LA MUJER OBSESIONADA.
Entre ambos, encajonado, sorprendió con esta verdadera obra maestra. A reivindicar con carácter de urgencia. No me extrañaría que el Eastwood de sus años mozos la descubriera, se sintiera fascinado y hasta lo tuviera presente cuando abordó el rodaje de ese monumento capital del género que responde al nombre de SIN PERDÓN.
Establezco la comparativa porque ambas suponen dos magistrales estudios contra de la violencia sin renunciar a la épica, aunque la de Hathaway siempre desprende un tono gentil a la vez que terso y vibrante.
Una de las especialidades de este grandísimo cineasta, el tratamiento que solía hacer del espacio y la utilización de unos impresionantes paisajes naturales, volvió a tener aquí gran importancia. Eso, una reluciente fotografía y utilización del cinemascope y la inteligente construcción del protagonista y de su implacable perseguidor, un terrateniente con curiosos principios (R. G. Armstrong, característico habitual en el cine de Sam Peckinpah), acaban resultando aspectos fundamentales para su impoluto acabado. La evolución de ambos está perfectamente tamizada tanto en guion como en puesta en escena.
Y sin dejar de tener en todo momento un perfecto tratamiento psicológico, rebosa en generosas y vigorosas secuencias de acción, desde estampidas de caballos hasta cromáticas secuencias nocturnas de tiroteos.
La primera vez que lo descubrí en un inolvidable pase televisivo, si no me falla la memoria creo recordar también que me llamó la atención que el héroe pelara y se tomara una naranja. Nunca en el Far West se había visto algo parecido. Al igual que no era muy usual el mar que ofrecía Marlon Brando en otro ejemplar de la época, su único film como director, EL ROSTRO IMPENETRABLE.
Atención a un Dennis Hopper jovencito en el papel de hijo del propietario, de la preciosa Diane Varsi o de un eléctrico Don Murray, el mismo cowboy que insistentemente trataba de enamorar a Marilyn Monroe un año antes en la mítica BUS STOP.
José Luis Vázquez