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La película de la tele

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El nuevo mundo ()

Director: Terrence Malick

Intérpretes: Colin Farrell, Q'orianka Kilcher, Christian Bale, Christopher Plummer, Yorick van Wageningen, David Thewlis, August Schellenberg, Noah Taylor, Eddie Marsan, Wes Studi, Raoul Trujillo, Jonathan Pryce

Sinopsis: América colonial, principios de siglo XVII. Aventura épica sobre el enfrentamiento de dos culturas durante la fundación de la colonia de Jamestown (Virginia) en 1607. Inspirada en la leyenda de John Smith y Pocahontas, un ambicioso colonizador y una apasionada nativa de alto linaje que se encuentran divididos entre sus deberes y sus sentimientos.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Este viernes 26 de septiembre a las 17:25 h. en Paramount.

Supongo que serán muchos los que recuerden la historia de Pocahontas, sobre todo a raíz de la popular producción animada de Disney. Pues bien, se inspiró en hechos reales, con las comprensibles variaciones que siempre se hacen para cualquier ficción.

EL NUEVO MUNDO vuelve a incidir en ese relato desde una perspectiva insólita y panteísta, algo característico de su director, el lírico y exquisito cineasta estadounidense Terrence Malick, al que debo un puñado de películas verdaderamente apasionantes como MALAS TIERRAS, DÍAS DEL CIELO, LA DELGADA LÍNEA ROJA, EL ÁRBOL DE LA VIDA o en ligera menor medida ésta.

Lo que más me gusta de su versión es que se sacude todo artificio, pese a que cargue plausiblemente las tintas en su aspecto más estético, mostrándonos una interpretación no a posteriori sino que casi a la vez que sus personajes se van descubriendo. Este me parece un gran acierto.

Quienes estén acostumbrados a ritmos trepidantes, tal vez no debieran asomar por aquí la nariz. Malick se complace con delectación y buen gusto en los paisajes y en ese contraste entre personajes aparentemente primarios y civilizados, descubriéndonos un mundo virgen en toda su belleza y crueldad.

Es, probablemente imperfecta, pero esa imperfección resulta hermosa. Y, además, demostrativa de la capacidad de riesgo permanente de su máximo responsable.

Los actores, que están impecables, son marionetas puestas al servicio de un lienzo, de un hipnótico poema visual de tono bucólico y enorme capacidad fascinadora, a condición claro, de que acepten este tipo de registros. 

José Luis Vázquez