Director: Howard Hawks
Intérpretes: John Wayne, Hardy Kruger, Elsa Martinelli, Bruce Cabot, Red Buttons
Sinopsis: Sean Mercer, un cazador que recorre el mundo capturando animales para venderlos a los zoos, reúne un grupo de cazadores en las llanuras de Tanganika, para cazar cebras y jirafas. La aparición de una fotógrafa, que pide unirse al grupo, modificará las relaciones y provocará tensiones dentro del equipo.
Este lunes 27 de abril a las 17:00 h. en Paramount.
Es la quintaesencia de la aventura, del riesgo más real y bipolar, tanto físico como sentimental. En swahili HATARI es una aliteración que que quiere decir peligro. Toda una declaración de principios.
Resulta muy difícil que alguien que la descubra por primera vez, más si se es niño, no se deje arrullar por sus trepidantes, sus luminosas, sus vibrantes, sus divertidas imágenes.
Constituye otro de esos muchos filmes que contribuyeron a mi fundamental formación, a que amara de una manera irremisible el cine.
La obra crepuscular, moderna a más no poder, prácticamente genialmente improvisada y casi testamentaria de un cineasta excepcional, Howard Hawks, un profesional en toda regla, tanto del celuloide como de la vida. El tipo que hizo la imponente RÍO BRAVO como réplica a la maravillosa SOLO ANTE EL PELIGRO, porque no le parecía bien que un sheriff suplicara ayuda.
Me la sé de pe a pa. Es una sucesión, toda una catarata de imágenes que generan o despliegan indistintamente felicidad, alegría, ritmo, diversión, humor, belleza y el placer de contar inmejorablemente las cosas de la vida en la sabana africana y con aventureros por doquier. Desde esa impresionante cacería de rinocerontes hasta la captura con red de pequeños y gritones monos, o el encantador desfile que componen unos pequeños elefantitos a ritmo marchoso de la música del genial Henry Mancini, todo en ella es primoroso y cautivador. Puro placer se mire por donde se mire.
Aludiendo a su apartado interpretativo, me gustaría detenerme un poco en el mismo para hacer una precisión si realmente fuera menester, que no lo creo, pero que me sirve para soltar una determinada perorata y esta película me proporciona una magnífica ocasión.
Me preguntan montones de veces por qué desde tiempo inmemorial, desde que lo descubrí con 14 años en CENTAUROS DEL DESIERTO, EL HOMBRE TRANQUILO, la citada RÍO BRAVO o EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE, considero a John Wayne mi actor favorito de siempre, de todos los tiempos. Pues aquí tienen otro motivo. Comprueben y deléitense lo gracioso, lo relajado que se muestra, sus contundentes réplicas, su manera de andar, de desplazarse por el plano. Es el actor de cine por excelencia, pura fisicidad hecha hombre grandullón.
Un tipo capaz de transmitir una verdad, una sinceridad, una autenticidad que ni todas las interpretaciones “stanilivskianas” ni el cine de tanto intelectualoide junto se le podrá aproximar jamás. Y ahora que me digan carca… que van aviados. Y que se le juzgue por su supuesta ideología que ni me importa, ni como decía un colega recientemente, me la creo del todo, me parece una completa majadería. Ello sin dejar de hacer gala siempre de un pro (norte)americanismo por mi parte perfectamente entendible, hasta compartible. Pero eso, como diría el camarero Moustache de IRMA LA DULCE, esa es otra historia.
Para mayor gloria, le secunda una pléyade de secundarios portentosa. Desde el pelirrojo Red Buttons hasta el inevitable alemán Hardy Kruger, pasando por Bruce Cabot, los franceses Gérard Blain y la muy atractiva Michèle Girardon o el mejicano Valentín de Vargas. Toda una ONU interpretativa.
Y la chica, menuda chica, es la italiana Elsa Martinelli exportada al cine americano. Qué hechuras, qué tipín, qué presencia. Digna mujer hawksiana, dura, inteligente, de las que no se achantan jamás, decidida.
Un verdadero disfrute en toda regla. Inapelable obra maestra.
José Luis Vázquez