Director: Don Medford
Intérpretes: Oliver Reed, Gene Hackman, Candice Bergen, Simon Oakland, Ronald Howard
Sinopsis: Un peligroso bandido preocupado por su analfabetismo, circunstancia que considera culpable en buena parte de su escasa prosperidad, decide entrar en un poblado para secuestrar a su maestra. La mujer resulta ser la esposa del cacique local, un violento psicótico que organizará una patrulla de cazadores para recuperar a su mujer.
Este miércoles 7 de mayo a las 18:00 h. en CMT.
CAZA IMPLACABLE (THE HUNTING PARTY) es cuatro años anterior, 1971, al magistral MUERDE LA BALA (BITE THE BULLET) y, aunque de argumentos considerablemente diferentes, ambos westerns, están bañados por una estética setentera-crepuscular que les confieren un valor añadido.
Dirigido por un artesano (siempre utilizo el término con enorme respeto, para destacar profesionalidad) de la época, Don Medford, que dirigiera alguna secuela de las pesquisas del célebre Inspector Tibbs encarnado por Sidney Poitier, cuenta una historia insólita para el género: un salvaje forajido analfabeto rapta a una maestra para que le enseñe a leer y escribir, con la mala pata de que resulta ser la esposa del sádico cacique del lugar.
La bella Candice Bergen en esos momentos la heroína, o anti heroína más bien, de películas del Oeste desmitificadoras, de otro estilo (recuerden su enorme éxito con SOLDADO AZUL), encarna con sensualidad y convicción a la raptada. Su duelo físico-interpretativo con Oliver Reed (OLIVER, MUJERES ENAMORADAS), actor que se encontraba también en su cénit, es uno de los reclamos más jugosos de esta película.
Gene Hackman, el tercero en discordia del triángulo, el marido psicótico, estaba a punto –tan sólo un año después- de alcanzar el estrellato gracias a su mítico policía neoyorquino Popeye Doyle de FRENCH CONNECTION (CONTRA EL IMPERIO DE LA DROGA). Veinte años después, volvería a encarnar un personaje parecido en la ya mítica SIN PERDÓN. Curiosamente, coincidió de nuevo con Bergen en la citada MUERDE LA BALA. Y se produciría una tercera colaboración en 1977 a las órdenes del veterano Stanley Kramer para el thriller DE PRESIDIO A PRIMERA PÁGINA.
Otras cuestiones a valorar son un buen reparto de característicos, en el que figura Simon Oakland o un jovencito actor y posterior gran cineasta llamado Ron Howard; una buena banda sonora del especialista Riz Ortolani; secuencias de acción magníficamente rodadas y una fotografía del español Cecilio Paniagua –se rodó por estos pagos- de sequedad terrosa.
Muy violento y de considerable tensión dramática, es un brillante exponente del ocaso del género que muestra con sencillez expositiva pasiones de todo tipo a flor de piel y constituye un título injustamente olvidado o relegado.
José Luis Vázquez