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La película de la tele

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El indomable Will Hunting ()

Director: Gus Van Sant

Intérpretes: Matt Damon, Robin Williams, Minnie Driver, Ben Affleck, Stellan Skarsgård, Casey Affleck, Cole Hauser, Philip Williams, John Mighton, Rachel Majorowski, Colleen McCauley, Matt Mercier, Richard Fitzpatrick

Sinopsis: Will es un joven rebelde con una inteligencia asombrosa, especialmente para las matemáticas. El descubrimiento de su talento por parte de los profesores le planteará un dilema: seguir con su vida de siempre -un trabajo fácil, buenos amigos, muchas cervezas y alguna bronca- o aprovechar sus grandes cualidades intelectuales en alguna universidad. Sólo los consejos de un solitario y bohemio profesor le ayudarán a decidirse.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Este sábado 1 de agosto a las 10:30 h. en Cosmo.

Con el cineasta estadounidense –de Louisville, Kentucky- Gus Van Sant, me sucede como con David Lynch o lo que con tantos otros, en España podría citar el caso de Carlos Saura. Que en cuanto se ponen en plan gran autor, su cine me acaba resultando en muchas ocasiones de lo más irritante. Evidentemente, es su opción y a otros encantará, pero también es la mía en decantarme por la que más me guste. En algunos otros, como David Cronenberg, tienen la rara cualidad de hacer ambas tendencias compatibles. En fin, cada caso es cada caso.  

El que aquí me ocupa es el expuesto inicialmente. Por eso un tipo que ha demostrado saber manejar perfectamente la cámara, cuando emprende trabajos relativamente “alimenticios” como este, me suele generar más alegrías. Y así es con EL INDOMABLE WILL HUNTING, una producción de hace poco más de casi quince años que, a estas alturas de su ya respetable carrera, sería mi preferida si tuviera que escoger ahora mismo un solo título de los suyos, y conste que ya ha acumulado algunos francamente notables (MI NOMBRE ES HARVEY MILK, TIERRA PROMETIDA). Que no precisamente ese “remake” injustificado, infausto y prácticamente literal de la célebre PSICOSIS.  

Además, esta es una nueva constatación de la importancia del guión, y de que a veces no es conveniente que el propio director se haga cargo de ambas facetas, porque no siempre se dominan ambas  y pueden resultar incompatibles. Eastwood eso lo suele tener claro y muchos de los grandes de Hollywood también, desde Welles a Ford.  

La cuestión es que del libreto de esta película se encargaron dos jóvenes cachorros del Hollywood del momento que, gracias a su espléndido trabajo original, cosecharían una merecidísima estatuilla dorada por parte de la Academia estadounidense. Estos chicos, más conocidos por su faceta de  estrellas emergentes, hoy en día consolidadas, se llamaban, se llaman Matt Damon (aquí también en tareas protagonistas frente a la cámara, como joven prodigio de las matemáticas con problemas psicológicos) y Ben Affleck.  

Pero, además, se contó con la presencia de otro actor enorme, inmenso, también en ese momento en la cresta de la ola, tras haber obtenido éxitos tan incontestables como EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS, GOOD MORNING VIETNAM o EL REY PESCADOR. Su interpretación de un peculiar psicoanalista es conmovedora, maravillosa. Tan solo por la secuencia del banco del parque, en la que expresa todo lo que ha sentido en la vida por su esposa, ya merecería ser recordada entre los grandes instantes del Séptimo Arte.  

Algunos la achacaron que era predecible, innovadora, tópica, poco original. ¿Y qué? me pregunto yo, si a cambio me obsequia con toneladas de sentimentalismo del bueno, emotividad y potente entretenimiento.  

Fueron nueve las nominaciones obtenidas a los Oscar, y aparte la otorgada al guión, Williams se hizo justicieramente con otro muñeco como mejor actor secundario.  

Magnífica.

José Luis Vázquez