Director: Robert Parrish
Intérpretes: Robert Taylor, Julie London, John Cassavetes, Donald Crisp, Charles McGraw, Royal Dano, Ray Teal, Richard Erdman
Sinopsis: Poco después de la Guerra de Secesión norteamericana (1861-1865), Steve Sinclair (Robert Taylor), un antiguo pistolero reformado, se dedica a criar ganado en su rancho y lleva una vida pacífica. Su única preocupación es Tony, su hermano menor, un joven desequilibrado, inmaduro y fanfarrón al que Steve no ha conseguido enderezar. Cuando Tony regresa al rancho, acompañado de una desconocida (Julie London) con la que piensa casarse, se tensa la relación entre los dos hermanos. Pero lo que agrava definitivamente la situación es la llegada al valle de unos granjeros dispuestos a quedarse y cercar sus tierras.
Este jueves 26 de junio a las 18:15 h. en CMT.
Robert Parrish, el otrora montador de John Ford en míticas producciones, sobre todo referidas a la II Guerra Mundial, se pasaría a la dirección –en 1951 con la estimable GRITO DE TERROR- con enorme talento y, desgraciadamente, no excesiva consideración crítica. Le ha pasado como a tantos maravillosos cineastas hollywoodienses de la época dorada relegados supongo que por acumulación de los grandes nombres. Cineastas de la talla de Delmer Daves, Jean Negulesco, John Farrow, Andre De Toth, Mervyn Le Roy, Henry Hathway, Richard Fleischer y tantísimos otros… pues he puesto tan solo una mínima muestra de los primeros que han acudido a mi memoria.
Sus westerns clásicos, dos (en realidad tres, si añadimos uno tardío en 1972, UNA CIUDAD LLAMADA BASTARDA, con demasiadas y perniciosas influencias del spaghetti western), ambos magistrales y atípicos, dirigidos casi correlativamente, éste de 1958 y al año siguiente MÁS ALLÁ DE RÍO GRANDE (THE WONDERFUL COUNTRY), poseen un tono elegíaco-bucólico-melancólico ejemplares, desprenden tristeza, son maduros, resultan muy humanos en sus luces y sombras y están protagonizados por seres marcados por invisibles cicatrices del pasado.
Desde sus títulos de crédito iniciales, en los que suena esa preciosa canción, SADDLE THE WIND, que da título a la película, interpretada con magnetismo por una de sus protagonistas, la maravillosa actriz y cantante Julie London (especializada en el género: recuerden su memorable intervención en la obra maestra de Anthony Mann: HOMBRE DEL OESTE) se masca la emoción queda, la sequedad expresiva, la tensión y el sentimiento.
Aparentemente es una típica historia de lucha entre ganaderos y granjeros, entre Caín y Abel (unos formidables John Cassavetes y Robert Taylor), pero la hondura e intensidad con que están abordadas las situaciones y sus frágiles criaturas, la convierten en un western de falsa calma, singular y de gran belleza a todos los niveles: visual, narrativo, interpretativo, dramático.
El gran secundario Donald Crisp comparte un plan de espléndidas secuencias disertando sobre las armas y la ley.
Cuenta con una preciosa fotografía de George Folsey de vivos colores en cinemascope, con permanentes montañas nevadas de fondo.
José Luis Vázquez