sábado, 26 de abril

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Las películas de mi vida

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Psicosis ()

Director: Alfred Hitchcock

Intérpretes: Anthony Perkins, Janet Leigh, John Gavin, Vera Miles, John McIntire, Martin Balsam, Simon Oakland, Patricia Hitchcock

Sinopsis: Una joven secretaria, tras cometer un robo en su empresa, huye de la ciudad y, después de conducir durante horas, decide descansar en un pequeño motel de carretera regentado por un tímido joven llamado Norman. Todo parece normal y tranquilo tanto en el apartado motel como en la casa de al lado en la que viven Norman y su madre, pero las cosas no son lo que parecen.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Ante la reiterada pregunta que me hacen desde hace tiempo desde diversos foros acerca de cuáles mi película de terror favorito, vengo manteniendo invariable la respuesta desde hace tiempo. Tan solo cambia el orden de los dos títulos elegidos, que suele variar en base al tiempo transcurrido desde el visionado de uno u otro. Estos son AL FINAL DE LA ESCALERA y PSICOSIS.

Nunca olvidaré el descubrimiento del segundo, el que aquí me ocupa su comentario, con tan solo 14 años, en una de aquéllas inolvidables sesiones matinales de sábado en el salón de actos de los ya desaparecidos Jesuitas –ahora Salesianos- del Hermano Gárate de la capital ciudadrealeña.

El shock, el pavor provocado por la sacudida causada por su descubrimiento permanece inalterable en mi recuerdo pese al paso del tiempo transcurrido, y así continuará hasta el final de mis días. La conmoción fue total. Un hermano de la orden entusiasta del cine (no todas son evocaciones negativas hacia los religiosos), el padre prefectode aquél momento, sería el responsable de revelarme el nombre y el talento de aquél genio especializado en transmitir indiscriminadamente escalofríos demasiado humanos en el cuerpo. Ese alquimista del sobresalto respondía al nombre de Alfred Hitchcock.

Creador de asuntos relacionados con la psique y con los recovecos mentales más retorcidos que asisten a los de nuestra especie, dotado de una capacidad técnica casi inigualable, de inagotable fertilidad imaginativa y recursos, no sólo revolucionaría el género de suspense y las plateas de más de medio mundo con historias a cuál más inquietantes, sino que con los años, y tras haber visto prácticamente toda su sensacional filmografía, incluyendo su fecunda primera etapa inglesa, puedo concluir que esta ha sido y es mi película favorita suya –y eso que se apilan en su mochila las obras maestras-, tras la inigualable, obsesiva, necrófila y ensoñadora VÉRTIGO (DE ENTRE LOS MUERTOS).

Con PSICOSIS, a la par que unos cuantos exponentes más de todo signo de comienzos de los 60, que van desde CON FALDAS Y A LO LOCO hasta EL APARTAMENTO, pasando por EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE, MATAR A UN RUISEÑOR, WEST SIDE STORY o DESAYUNO CON DIAMANTES, se entraría de lleno en la era moderna del Séptimo Arte.

Ateniéndome al género al que pertenece, destacar que supone el referente fundacional de un ramal que llega hasta nuestros días, dado su permanente y estable éxito comercial, sobre todo entre los más jóvenes, tal como resulta ser el psycho –haciendo honor a su enunciado original- killer.

Norman Bates, su protagonista “ficticio”, es el padre fundador. Y su escalofriante y peculiar mirada no creo que pueda dejar indiferente a casi nadie que se haya atrevido en alguna ocasión a asomar la nariz a sus escalofriantes imágenes, esas en las que precisamente eso, una mirada de perturbador significado puede constituir el más atroz y revelador vestigio que puede esgrimir el ser humano. El que, a la vez, otorga sentido al carácter mirón, con el que nos enfrentamos cualquiera de nosotros al hecho cinematográfico. A propósito de ello, ese ojo que contempla a través de la pared a Janet Leigh desvistiéndose, resulta de lo más elocuente. Santo y seña de las intenciones de su creador. Ya ni cuento ese plano final en esa especie de aislado “panal” que bien pudiera ser calificado como el más inquietante y desasosegador de la historia.

Por supuesto, como no podía ser menos viniendo firmada por quien viene, esta especial criatura del maestro resulta todo un dechado de destreza y rupturismo formal. Reparen si no, de nuevo o por enésima vez, en la mítica escena del asesinato en la ducha, pasaportada en 50 diferentes e imponentes planos de 45 segundos (el total, incluyendo los previos, transcurre durante 3 minutos) con 78 ángulos o tiros de cámara diferentes, engarzados mediante un endiablado montaje firmado por George Tomasini. Toda una lección y un tratado para futuros discípulos –por ejemplo, el más aventajado, Brian De Palma-, estudiosos o simples aficionados.

Pero este ineludible referente constituye muchísimo más que lo aquí expuesto, es entre otros aspectos, un maquiavélico y perturbador estudio sobre el anteriomente indicado voyeurismo, sobre la naturaleza más desapacible de nosotros mismos, sobre la proyección de nuestros más aterradores traumas y miedos, sobre los sombreados más explosivamente brutales que podemos albergar. Y es que aunque Bates sse lleva sin duda la palma, resulta complicado poder empatizar con la mayoría de los personajes que pululan esta trama sinuosa en la que sus sustos no resultan gratuitos, caprichosos, sino que están perfectamente ensamblados  dentro de un tiovivo de continuos sobresaltos emocionales, surgidos del interior más siniestro de nuestros congéneres.

Como complemento esclarecedoramente anecdótico, informar que se inspiró en los crímenes del horrendamente célebre asiesino de Wisconsin conocido por Ed Gein, motivo años después de un libre y más directo “biopic”.

Volver a insistir también en lo maravillosamente bien que le sienta al terror el blanco y negro. Esa silueta del motel recortada dentro del paisaje que suponemos inhóspito perdería todo su carácter amenazador cuando, años más tarde, volvería a ser visitada y filmada esta vez en color por parte del propio Perkins, cuya composición es otro de los puntos fundamentales de esta indispensable pieza.

PD: Si quieren tener una aproximación enriquecedora de lo que supuso la gestación de esta mítica producción, les recomiendo HITCHCOCK de Sacha Gervasi. Resulta de lo más estimulante y enriquecedora al respecto. 

José Luis Vázquez