jueves, 11 de septiembre

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Las películas de mi vida

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Hasta que llegó su hora ()

Director: Sergio Leone

Intérpretes: Claudia Cardinale, Charles Bronson, Henry Fonda, Jason Robards, Gabriele Ferzetti, Frank Wolff, Woody Strode, Jack Elam, Al Mulock, Lionel Stander, Paolo Stoppa, Keenan Wynn

Sinopsis: Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros ha asesinado a McBain y a sus hijos.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

El mejor western del gran Sergio Leone (cronológicamente el cuarto de los cinco que nos legó), la mejor obra de su filmografía junto a ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA, el mejor spaghetti-western (con financiación estadounidense) jamás concebido y uno de los mejores westerns de la historia del cine.

En buena hora la Paramount convenció al italiano para este apasionante híbrido de cine clásico y spaghetti. Una película diferente que, pese a influencias anteriores del mundo del propio cineasta, comienza y finaliza en sí misma. Nada posteriormente se le puede comparar dentro del género.

Me parece todo un acierto que la excelente y jadeante fotografía de Tonino delli Colli reflejara indistintamente paisajes de Almería y del Monument Valley, buen reflejo del maridaje de ambas corrientes.

Por supuesto que la forma en la que está filmada es enfática y operística, pero ello en vez de ser un inconveniente en este caso se reveló como todo un acierto. Es más, lo sorprendente de esta sensacional epopeya es que casi es como una película del Ingmar Bergman más duro en pleno Far West. Agobiante, asfixiante, con abundantes primeros planos.

Su impresionante inicio, esa primera y alargada secuencia de los créditos, podría ser el mejor ejemplo de lo anteriormente expuesto. El tiempo está dilatado como un chicle de goma, pero qué manera tan magistral de ensancharlo.

Y luego está ese brillante guión sobre una típica historia de venganza escrito por dos Sergio, Leone de nuevo y Donati, a su vez inspirado en una historia del primero, de Darío Argento y del mismísimo Bernardo Bertolucci, salpicado de diálogos secos, cortantes, espaciosos y afilados como un cuchillo Bowie.

Capítulo aparte la banda sonora del –afortunadamente- inevitable Ennio Morricone, componiendo partituras impregnadas de todo tipo de instrumentos, desde la armónica hasta la guitarra eléctrica. Y en la que cada uno de los cuatro personajes principales cuenta con su propio tema, adosado a la piel, al terreno.

Ambientación que traslada el sudor, el calor pegajoso que emanan tanto sus criaturas como sus escenarios o un montaje fraccionador, son otros tantos elementos que suman para su grandeza.

Las secuencias magníficas se van relevando, desde ese citado inicio, hasta la llegada de Jill a la estación o ese memorable duelo final entre Armónica y Frank, uno de los imprescindibles en cualquier antología sobre el género.

Para rematar, un póker interpretativo, rodeado de una serie de ases en cometidos secundarios sin desperdicio cualquiera de ellos (Woody Strode, Jack Elam o Gabrielle Ferzetti).

Henry Fonda como el despiadado pistolero Frank borda una composición de manual para escuelas. Claudia Cardinale… pues eso, Clauda Cardinale, rompedora, exuberante, tremenda, bellísima. Jason Robards como Cheyenne perfila su inminente e inolvidable Cable Hogue “peckinpakiano”. Charles Bronson, haciendo juego de palabras, está de lo más armónico con el espíritu de esta obra maestra de título original de lo más explícito… ÉRASE UNA VEZ EN EL OESTE.

No deja de constituir otro canto de cisne a un mundo, a un Oeste, a unos individuos que se van… y un progreso, embrutecedor y más vil en muchos casos, que está llegando, se está asentando ya. 

José Luis Vázquez