Director: Lewis Milestone
Intérpretes: Marlon Brando, Trevor Howard, Richard Harris, Hugh Griffith, Richard Haydn, Tarita, Percy Herbert, Duncan Lamont, Gordon Jackson, Chips Rafferty, Noel Purcell, Ashley Cowan, Eddie Byrne, Frank Silvera, Tim Seely, Keith McConnell
Sinopsis: En 1787, el Bounty zarpa del puerto de Portsmouth con destino a Tahití para cargar el fruto del árbol del pan. El capitán Bligh, que desea llegar cuanto antes a la isla, impone una férrea disciplina a bordo. Cuando llegan, la tripulación se encuentra con un auténtico paraíso que nada tiene que ver con el infierno vivido durante el viaje.
No tuvieron nada fácil sus responsables emprender la aventura de este “remake” fechado en 1962. El precedente del que partían, una producción de 1935, igualmente titulada REBELIÓN A BORDO, aunque en España se repondría tras la Guerra Civil como LA TRAGEDIA DE LA BOUNTY, era de una enorme calidad y en su momento llegó a obtener el Oscar a la mejor película. Pero lo menos que puedo decir del mismo es que alcanzó idéntico nivel y hasta la superó en belleza y espectacularidad, aunque no en dramatismo, donde entiendo que empatan. En cualquier caso, ambos trabajos son extraordinarios.
Esta epopeya marítima parte de una base literaria muy sólida, la novela que escribieron en 1932 el inglés Charles Nordhoff y el estadounidense James Norman Hall, que recoge un hecho célebre y real. El asunto en cuestión hace referencia al amotinamiento encabezado por el teniente Fletcher Christian contra el capitán William Bligh que tuvo lugar en 1787, en la fragata Bounty, perteneciente a la Armada británica.
La inicial tirantez, tensión, oposición y enfrentamiento final entre estos dos individuos, es uno de sus puntos álgidos. El primero, un Marlon Brando tan imponente como siempre, es un tipo de la nobleza, presumido, tolerante, sensible. El segundo, un no menos imponente Trevor Howard, se ha sudado el cargo, viene de abajo, pero es inflexible, agrio, autoritario. Sobre ellos bascula el fundamental nudo de la acción.
Pero ofrece más, muchísimo más. Como por ejemplo una dirección fastuosa de uno de los grandes nombres -y pioneros- de Hollywood, Lewis Milestone, quien fuera uno de los primeros directores en obtener la estatuilla dorada en este apartado en1930 por el memorable alegato antibelicista SIN NOVEDAD EN EL FRENTE. Un Milestone ya veterano, de casi 70 años, en la que sería su despedida definitiva de la industria, mostraría un vigor y un sentido de la plástica para enmarcar.
Tanto a la hora de capturar la cotidianidad a bordo de un barco del siglo XVIII, la vida en el mar y las estrictas normas implantadas por tipos despóticos, como ese estilo de vida isleño, ese mundo idílico del Pacífico, de Tahití y alrededores, hizo toda una demostración de talento, escrupulosidad y pericia.
Y luego está esa primorosa fotografía de Robert Surtees que recoge en todo su esplendor hermosísimos y paradisíacos paisajes naturales. Supongo que el reparto se inoculó de los mismos y de sus gentes, pues Marlon Brando se llegaría a casar con la protagonista nativa, con Tarita, Maimiti en la ficción, con la que acabaría teniendo dos hijos y emulando de alguna manera a su personaje.
Al respecto, siempre recuerdo aquella impagable secuencia de jóvenes mujeres tahitianas formando una inmensa hilera en el mar para atrapar peces. Uno de esos momentos mágicos y envidiables que nos proporciona el Séptimo Arte.
La narración de la historia la lleva a cabo el botánico de la tripulación, encarnado en esta ocasión por un Richard Haydn, que al igual que un pujante Richard Harris o el resto del reparto están a elevadísima altura.
Obtuvo siete candidaturas a las estatuillas doradas, pero tuvo la mala suerte de competir aquél año con otra de esas benditamente añejas maravillas del cine, LAWRENCE DE ARABIA, protagonizada por Peter O´Toole
Tres horas de puro cine.
José Luis Vázquez