Director: Robert Zemeckis
Intérpretes: Brad Pitt, Marion Cotillard, Lizzy Caplan, Matthew Goode, Jared Harris, Jason Matthewson, Angelique Joan, Sally Messham, Iain Batchelor, Miroslav Zaruba, Raphael Acloque, Angus Kennedy, David Bonneville, Tiar Lounis
Sinopsis: 1942. Segunda Guerra Mundial. Max (Brad Pitt) es un espía del bando aliado que se enamora de Marianne (Marion Cotillard), una compañera francesa, tras una peligrosa misión en el norte de África. La pareja comienza una relación amorosa hasta que a él le notifican que Marianne puede que sea una agente doble que trabaja para los nazis.
Una de amores supuestamente más grandes que la vida misma con ecos, con aromas de un pasado no tan lejano… al menos en lo que a la educación sentimental de algunos, como el que esto escribe, se refiere.
Suplantación… esa parece ser la clave y la contraseña del espíritu, la operación artística y el entramado argumental de esta vuelta, camuflada y elegantemente digitalizada, al Hollywood de los 40, el de CASABLANCA o esas “master pieces hitchcockianas” tituladas ENCADENADOS y SOSPECHA.
Ese término, calificativo, o cómo prefieran denominarlo, no está elegido al azar. Suplantación es la profesión de sus protagonistas, espías en acción en plena Segunda Guerra Mundial, suplantación porque esa es la apuesta de esta empresa que trata de recuperar la esencia clásica de antaño… y suplantación también porque Robert Zemeckis, su director, en legítimo derecho y noble lid, trata de recrear aquél cine que fue fundamental en provocar mi adicción irreversible y la de tantos cinéfilos desperdigados por todo el mundo.
Inclusive invoca también suplantación, ambiental esta vez, al viejo estilo también pero sin la temperatura volcánica de la obra maestra de Michael Curtiz. Que con la hermosa Gran Canaria traten de dar el pego haciéndola pasar por Marruecos no tendría por qué resultar a priori ningún inconveniente, pero no acaba suponiendo en esta ocasión un factor relevante, algo que sí lo resultaba ese maravilloso cartón de piedra de la Warner en el que eran envueltos los amores contrariados y sublimados de Ilsa Lund y Rick Blaine. Aquí se impone más bien un vintage de olvidable calado.
Tal vez el problema es que en esta ocasión, como sucediera con la también atractiva pero un tanto aséptica EL BUEN ALEMÁN, los goznes chirrían un poco. Por supuesto está bien rodada, no se podía esperar menos de un cineasta tan excelente como Zemeckis, un profesional que ha demostrado con creces saber hacer abundantes y grandísimas películas (pese a algún patinazo puntual como la excesiva y patosamente granguiñolesca LA MUERTE OS SIENTA TAN BIEN, pero recuérdese sin ir más lejos esa joya ofrecida el año pasado titulada EL DESAFÍO), pero la verdadera emoción no acaba de aposentarse nunca. Todo suena a calcomanía de lujo, bien empaquetada, fluida, pero escasamente exacerbada.
Además, un factor que debería ser clave y que me deja un tanto indiferente es el enjuague interpretativo de la pareja protagonista. No noto las chispas que el guión del más que avezado Steven Knight (PROMESAS DEL ESTE) propone a voces. Y si Marion Cotillard al menos exhala glamour, misterio, a Brad Pitt le noto perdido en varios momentos. Tiene la percha de siempre aunque no esté paseada con la incandescencia requerida. Le falta a esta relación verdadera explosión dramática, algo que contenían de sobra las dos obras anteriormente citadas del mago del suspense. Y que además pedía a gritos historia tan tremenda.
Alguno de sus momentos climáticos están solventados con predecible sosería; otros, en cambio, sí alcanzan esa garra que hubiera sido de agradecer en la mayor parte de su metraje, estoy pensando en la secuencia de la fiesta y el bombardeo. También el plano inicial, ese travelling contrapicado, marca de la casa “zemeckiana” posee un innegable atractivo visual, equívoco por otra parte, pues parece que nos va a conducir a un casi cuento de las mil y una noches en medio del desierto norteafricano.
Curiosamente, pese a no satisfacer del todo mis expectativas, me deja un sabor agradable, cómo de querer verla de nuevo, mejor dentro de un tiempo, esperando que la pátina que otorga éste permita su revalorización. Quién sabe… con este tipo de empresas no es ni mucho menos la primera vez que me sucede.
Por supuesto, es bonita de contemplar. Es un melodrama bélico y romántico esforzado y competente, mucho mejor que aquella aventura “pittiana” con su ex Jolie titulada SR. Y SRA. SMITH.
José Luis Vázquez