viernes, 9 de mayo

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Estreno en Royal City

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La llegada ()

Director: Denis Villeneuve

Intérpretes: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg, Mark O'Brien, Tzi Ma, Nathaly Thibault, Pat Kiely, Joe Cobden, Julian Casey, Larry Day, Russell Yuen, Abigail Pniowsky, Philippe Hartmann, Andrew Shaver

Sinopsis: Cuando naves extraterrestres comienzan a llegar a la Tierra, los altos mandos militares contratan a una experta lingüista (Amy Adams) para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza. Conforme la mujer aprende a comunicarse con los extraterrestres, comienza también a experimentar flashbacks extremadamente realistas que llegarán a ser la clave que dará significado a la verdadera razón y gran misterio de esta visita extraterrestre..

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Era uno de los estrenos que esperaba más anhelante desde hace meses. Y no me ha defraudado en un ochenta por ciento, en ese porcentaje responde a las expectativas con creces, pero hay por ahí otro veinte, alusivo a aspectos del guión y de su tramo final, que me impiden valorarla como la obra maestra que en parte es.

Desde el inicio me doy cuenta que no estoy ante una ciencia-ficción cualquiera. Palpitan en ella sin perder jamás voz propia, los mejores ecos de incontestables antecesoras como 2001 UNA ODISEA DEL ESPACIO, ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE, CONTACT, INTERSTELLAR, inclusive salvando las distancias y narrativas, ÚLTIMÁTUM  A LA TIERRA.

No deja de perturbarme casi en ningún momento, me genera inquietud y permanente curiosidad, es parsimoniosamente intensa, me resulta extrañamente cautivadora, de una envolvente y rara belleza, me atrapa su atmósfera y el hecho de que no tenga que recurrir a groseramente ostentosos efectos especiales.

Por supuesto, no quisiera ponerme tan metafísico como se pone a veces y trataré de ir al grano con la mayor de las claridades que me sea posible. Su mayor aportación, aparte de la enésima demostración del poderío visual y sonoro de su director, Denis Villeneuve (responsable de las magistrales INCENDIES, PRISIONEROS y SICARIO) es esa celebración que hace del poder del lenguaje como fundamental elemento de comunicación (entre opuestos).

Además, agradezco que no sea acomodaticia ni se deje llevar por patrones trillados, fundamentalmente en lo referido a registros belicistas, empachosamente digitales o chatarreros. Posee una gran personalidad. Responde a una constante de su autor, conferir ese punto de vista distinto, diferente, toque el género que toque.

Y si en lo formal no encuentro tacha alguna, la única grieta que podría achacarle es en lo referido a su guión, a esa apelación en el último repecho a un registro melodramático y trascendental no favorecedor y una explicación de los hechos que aunque no acabe de ser confusa, no puedo evitar que me deje algo tambaleante y con necesidad de volverla a ver, más que nada por si tuviera que desdecirme de lo que acabo de escribir y de esas pequeñas objeciones hechas.

También la metafísica y la introspección psicológica, trascendental que gasta la puede llegar a emparentar con EL ÁRBOL DE LA VIDA, una producción que sorprendente me fascinó, dado que sus postulados se encuentran más cerca de Tarkovski, cineasta que se me suele atragantar, que de los que me suelen gustar.

He de reconocer que, a cambio, se descuelga con unos “flashback” derivados en “flashforward” que no tiene desperdicio.

Todo potenciado por una banda sonora de lo más acertada, de un habitual colaborador de Villeneuve, el compositor islandés Jóhann Jóhannsson, que ofrece un trabajo generoso en emotividad “sorda”, sensorial y de lo más funcional.

No solo las hasta aquí mencionadas, muchas otras cualidades la adornan. El saldo final es, por tanto, de lo más positivo. Entre esas otras virtudes, una portentosa interpretación de Amy Adams (THE FIGHTER, LA DUDA, LA GRAN ESTAFA AMERICANA, THE MASTER), volviendo a tirar de economía gestual, emoción interiorizada y pasmo. Es Louis Banks, una lingüista inteligente, sensible que tira no solo de cociente intelectual sino de empatía.

El ritmo pausado imprimido le viene perfecto para mostrar ese doble proceso que sufre, profesional e íntimo, lo que sirve para hablar de asuntos mayores o dolorosos como el amor, la pérdida o la maternidad.

Desde luego, acepto que los seres de las estrellas me sean mostrados de la manera en la que se manifiestan, creo que así me generan más desazón. Están mostrados de manera sencilla pero muy eficaz. También considero un acierto la manera que tienen de expresarse… que no desvelaré, por respeto a ustedes, posibles espectadores.

Por otra parte, viene muy bien en estos tiempos agitados esa llamada que hace al diálogo y al mejor humanismo terrícola. No me resulta sermoneador sino audaz y sentido.

Y pese a ser una super producción muestra en su retícula un tonillo “indie” que me hace remitirme a títulos tan apreciables como OTRA TIERRA o TAKE SHELTER, algo que no supone desdoro sino todo lo contrario, motivo de aprecio por mi parte.

Necesito verla por segunda vez, no tanto porque como me ha pasado en otras ocasiones, estuviera cansado, sino porque necesito reposarla mejor. Seguramente acabará figurando entre los clásicos incontestables de este tipo de asuntos, y no seré yo el que lo discuta, pero insisto, me queda ese pellizco de relativa insatisfacción para poder abrazarla incondicionalmente. Aún así, es muy buena. 

José Luis Vázquez