sábado, 14 de junio

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Estreno en Royal City

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Inch'Allah ()

Director: Anaïs Barbeau-Lavalette

Intérpretes: Evelyne Brochu, Sabrina Ouazani, Sivan Levy, Yousef 'Joe' Sweid, Hammoudeh Alkarmi, Zorah Benali, Carlo Brandt, Marie-Thérèse Fortin, Ahmad Massad, Yoav Donat

Sinopsis: En un campo de refugiados palestino de Cisjordania, Chloé, una joven canadiense, cuida a mujeres embarazadas. Su relación con personas que se hallan a ambos lados de los muros y puntos de control del campo, hará cambiar sus creencias y convicciones.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

El cine canadiense, sobre todo el de lengua francófona, está mostrando en los últimos tiempos una especial sensibilidad y una considerable calidad artística a la hora de abordar asuntos sociales. Y dentro de estos, se está aproximando en reiteradas ocasiones al conflicto de Oriente Próximo desde diferentes perspectivas. Ahí están como muestra las magistrales INCENDIES y PROFESOR LAZHAR, a las que ahora se viene a sumar esta respetable INCH´ALLAH.  

Esta es lo que se podría perfectamente denominar cine conciliador y equidistante, de buenas intenciones en el mejor de los sentidos y también en el más “neutralmente” occidental. Y eso que su directora, Anaïs Barbeau-Lavalette, conoce muy bien de lo que habla, de hecho su película  presenta algún rasgo autobiográfico, pues parte de su niñez vivió lo aquí mostrado.  

Pero tal vez una de sus mayores virtudes e inconvenientes sea esa, la que genera ya de partida, la de situarnos ante un asunto complejo y enquistado desde tiempo inmemorial en el que ambos bandos tienen sus razones. No debe ser nada pero que nada fácil, si uno quiere ser todo lo honesto que sea posible, abordar cuestiones de este tipo y calado.  

Lo que sí creo que es elogiable es la manera transparente, nerviosa y reporteril con que es manejada la cámara. Y aunque hacia el final su protagonista (una magnífica Evelyne Brochu, protagonista en la valiosa CAFÉ FLORE) tome de alguna manera partido, no invalida ese tono creíblemente realista que invade la pantalla.  

El meollo de la trama es la historia de una médico de Quebec que asiste a mujeres palestinas embarazadas y que vive a caballo entre las dos partes del oprobioso muro que circunda Jerusalén. Esta situación de vivir en tierra de nadie, se verá alterada con algunos episodios de cotidiano y gran dramatismo. Uno de ellos, el del parto en el coche o el aplastamiento del vehículo militar resultan especialmente desgarradores.  

Y esa descripción que se lleva a cabo de los vertederos en que niños y mujeres recogen todo tipo de desechos es verdaderamente sobrecogedora, con el contrapunto y anacronismo que supone ese alienado  crío vestido de Superman.

Pese a ese intento de neutralidad virada hacia el final, no resulta nada confortable lo que no es ofrecido, no puede serlo jamás con una temática de este tipo. Se agradece al menos, una cierta elegancia, no exenta también de cierta asepsia y sequedad narrativa, cuyo saldo final es el de una película que está bien pero a la que tal vez no le habría venido mal algo más de riesgo y atrevimiento, con todo lo que ello hubiera supuesto de haberle llovido de todo por cualquiera de las dos partes.  

No deja de ser un trabajo necesario, valioso, creíble, sincero y entiendo que honrado.

José Luis Vázquez