Director: Alberto Rodríguez (II)
Intérpretes: Animación
Sinopsis: La idílica vida de Ozzy, un simpático y pacífico beagle que se ha criado entre algodones junto a la familia Martin, va a dar un vuelco. Cuando su familia no puede llevarle a un largo viaje lejos de su hogar, le depositan en lo que creen que es el mejor balneario canino, Blue Creek. Pero la perfecta estampa del lugar resulta ser una fachada urdida por su villano propietario, y otro destino bien distinto aguarda a Ozzy: éste irá pronto a parar al verdadero Blue Creek, una cárcel para perros, habitada en su mayoría por duros chuchos callejeros y donde prevalece la ley del más fuerte. Allí dentro Ozzy tendrá que esquivar el peligro, encontrar fuerzas donde no creía tenerlas y aprender a apoyarse en Chester, Fronky y Doc, los nuevos amigos que le acompañarán en esta aventura para intentar regresar sano y salvo.
El cine español de animación que ha alcanzado en los últimos tiempos una respetable factura técnica –PLANET 51, LAS AVENTURAS DE TADEO JONES- padece un mal endémico. El de sus guiones, sus argumentos, que adolecen de un infantilismo bastante acusado, carente no ya de la imaginación de los que hacen gala los estratosféricos de Pixar, sino de unos niveles mínimos, esos que facultan que sus creaciones tengan un alcance más allá de la siempre fácil receptividad por parte de los más pequeños de la casa. Hay excepciones brillantes, pero están más bien destinadas exclusivamente a los adultos, como ARRUGAS o CHICO Y RITA.
Por supuesto, la mía es una opinión como tantas otras, pero afianzada en casi todo lo visto que se ha ido estrenando desde hace años. Vuelve a suceder lo mismo con OZZY que, además, incide en otro factor un tanto perjudicial a veces. En ese carácter híbrido de pretender ser una historia, un producto americano, renunciando a las propias raíces. Para explicarlo más fácilmente, sería recomendable lo que está haciendo con el “thriller” el sevillano Alberto Rodríguez –no confundir con el director de ésta que se llama y apellida igual, me refiero al firmante de GRUPO 7, LA ISLA MÍNIMA-, coger bases ajenas pero anclándolas en una geografía y personajes autóctonos. En fin, en cualquier caso cada uno es muy dueño de elegir la opción deseada, pero creo que ello conlleva moverse en un terreno híbrido, indefinido, que no me parece que sume en un mejor acabado de la obra.
No sé si en este caso el hecho de que sea una coproducción con Canadá, ha impedido a sus responsables españoles haber podido ubicarla en territorios y personajes –resultan o muy tópicos o muy “light”- más cercanos, el caso es que bien podría pasar por una entrega “low coast” del cine norteamericano.
El caso es que analizada detalladamente la trama, que responde al subgénero entre carcelario y de evasiones, se pueden detectar detalles que podrían resultar un tanto oscuros para los chavales, aunque da la impresión –no soy padre, lo desconozco de primera mano- que los chavales de hoy en día están preparados para todo.
Por lo demás, resulta inocua, hace gala de rutinarios buenos sentimientos hacia esas mascotas perrunas tan de moda esta temporada en la gran pantalla y no ofrece relevancia alguna en ningún terreno. Una de tantas aportaciones al género, más bien flojita, pero supongo que útil para que los padres puedan rellenar una hora y media del ocio de sus hijos, sobre todo con vistas al fin de semana ahora que ya ha comenzado el curso y supongo resultará más complicado asistir entre semana.
José Luis Vázquez