Director: Mike Thurmeler y Galen T. Chu
Intérpretes: Animación
Sinopsis: En esta quinta entrega de la saga, la obsesiva búsqueda de bellotas por parte de Scrat acaba provocando que accidentalmente un asteroide ponga rumbo a la Tierra, amenazando con acabar con la edad de hielo. Sid, Manny, Diego y el resto de integrantes de la manada tendrán que embarcarse en una aventura para intentar impedirlo.
O se la reactiva con un gran nombre o esta inicialmente divertida franquicia, está en punto muerto, creo que ha agotado su fórmula. Pero ya saben esa manía que tiene tanto ejecutivo hollywoodense de hoy en día de estrujar hasta la extenuación las gallinas de los huevos de oro que van surgiendo… por lo cual, puede que no esté dicha la última palabra al respecto.
Esta vez Scrat y su bellota se supera a sí mismo y acaba provocando que un asteroide se dirija a la tierra arrasando la dichosa Edad del Hielo que da título a esta saga. Tan atronador argumento acaba contagiando tanto a la propia historia como a su ritmo. La estridencia acaba erigiéndose en su sello identificativo. El exceso de parloteo y aturullamiento lastra cualquier posibilidad y acaban contribuyendo lo suyo a que constituya la entrega más floja de las cinco que llevamos hasta la fecha: a la inicial ICE AGE han seguido EL DESHIELO, EL AMANECER DE LOS DINOSAURIOS y la anterior a ésta aquí reseñada, LA FORMACIÓN DE LOS CONTINENTES. En conjunto, un considerable fresco animado que se ha ido diluyendo cual azucarillo.
El hecho de ir rizando el rizo a la hora de construir premisas que mantuvieron la espectacularidad y la diversión, ha adquirido aquí su declive. Que a la ardilla se le haya concedido más protagonismo tal vez haya constituido un error, no debido a que no mereciera tal honor (debo admitir que ha proporcionado momentos delirantes en las sucesivas presentaciones y conclusiones), sino por la escasa relevancia de las situaciones que le han proporcionado. Esto es como los grandes secundarios de toda la vida, a los que cuando se les otorga un papel más extenso pierden gas, se hacen monótonos y repetitivos. Muchos tal vez deban salir a escena dosificados como es costumbre y se desenvuelven bien… y los personajes de cartoon no están exentos a esta regla.
Además, últimamente no sé porqué, no sé si es mi patógena y congénita reserva a tanta tecnología que nos circunda e invade, pero cuando una empresa de este tipo suele estar salpicada por elementos de este sesgo, me acaban resultando toda una molestia que repercute en mi disfrute. Me refiero en este caso a todo el rollo formado en torno a la nave espacial. No me hace ninguna gracia.
Sí se mantienen en cambio, pero a baja altura, el ensalce de esa particular manada/familia que tal y como sucede en la vida real, con protagonistas de carne y hueso, han de ir adaptándose a unos tiempos cambiantes y más acelerados. Como la vida misma.
Un entretenimiento low coast con el que puede que se muestren indulgentes los fans acérrimos. El resto, pues no sé, no me atrevo a hablar en nombre de ninguno de ustedes, yo desde luego me aburrí en unos cuantos momentos, se me hizo pesadita, estirada, irrelevante. Y no será porque no me guste el género… que no me canso de repetir que está viviendo su edad de oro.
José Luis Vázquez