Director: Charles Crichton
Intérpretes: Alec Guinness, Stanley Holloway, Sidney James, Alfie Bass, Marjorie Fielding, John Gregson, Clive Morton, Robert Shaw, Audrey Hepburn
Sinopsis: Hace veinte años que el tímido Henry Holland (Alec Guinness) se encarga de supervisar el traslado de los cargamentos de oro del banco inglés en el que trabaja; pero llega un momento en que, harto de su gris y anodina vida, idea un ingenioso plan para llevar a cabo un espectacular robo en el banco: se trata de trasladar el oro de Inglaterra a Francia en forma de souvenirs de la Torre Eiffel.
Una de las obras maestras de la comedia inglesa de los 50, para ser más exacto, de la productora que mejor representó ese fino, irónico y brillante humor británico, de la Ealing. Títulos tan magistrales como EL HOMBRE DEL TRAJE BLANCO, WHISKY A GO-GO, PASAPORTE PARA PIMLICO, OCHO SENTENCIAS DE MUERTE, GENOVEVA, LOS APUROS DE UN PEQUEÑO TREN o EL QUINTETO DE LA MUERTE así lo corroboran. Y, desde luego, esta película que me ocupa constituyó uno de sus más clamorosos e indiscutibles triunfos.
Supuso el espaldarazo internacional de un actor excepcional, Alec Guinness, que se había ido curtiendo a fuego lento e impolutamente cocido en el descomunal cine de directores tan geniales como David Lean (CADENAS ROTAS, OLIVER TWIST) y que acabaría alcanzando dos de sus muchos cénit interpretativos como el legendario Coronel Bogey de EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI (su primer Osar, el segundo sería honorífico) y el maestro Jedi Obi-Wan Kenobi de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS (STAR WARS).
Guinness es un apocado y servicial empleado del Banco de Inglaterra, que ha organizado en colaboración con un compinche, el robo de los lingotes de oro que tiene que transportar. Algo de ATRACO A LAS TRES flota en el ambiente, con la salvedad de que éste trabajo es once años anterior. No hacía falta suponer demasiado que dada esta premisa y quienes están detrás, una obra de estas características tenía que contar con un guion excelente, un puro y perfecto mecanismo de relojería de una considerable habilidad. Hollywood lo recompensó merecidamente con un Oscar.
Así, ORO EN BARRAS (THE LAVANDER HILLS MOB en el original) se revela como una película de una precisión e ingenio admirables, repleta de un reconstituyente e irónico sentido del humor, inequívoco de las Islas, y con interpretaciones memorables de todo su elenco (por ejemplo: Stanley Holloway y Sydney James).
Un clásico indiscutible del género que, anecdóticamente, supondría una de las primeras y episódicas apariciones (entrando en un restaurante) de la mítica Audrey Hepburn, presentada en los créditos con el nombre de Chiquita.
José Luis Vázquez