Director: Dexter Fletcher
Intérpretes: Taron Egerton, Hugh Jackman, Christopher Walken, Matthew Brandon, Ania Sowinski, Mads Sjøgård Pettersen, Tony Paul West, Marc Benjamin, Rune Temte, Tomasz Dabrowski, Austin Burrows
Sinopsis: La película detalla las inspiradoras hazañas de Michael Edwards, más conocido como "Eddie el Águila", el más famoso saltador de esquí en la historia británica.
Acudir de vez en cuando a una sala de cine sin apenas información puede deparar gratas sorpresas. Es el caso de EDDIE EL ÁGUILA (EDDIE THE EAGLE). Vuelvo a disfrutar como cuando era jovencito, cuando no me sentía “condicionado” por lo que leía previamente, cuando descubría lo que me gustaba sin prejuicios de ningún tipo salvo el proporcionado por lo visto en pantalla, por el repentino hallazgo.
Creo que caben dos opciones ante su visionado, mostrarse ceñudo ante su aspecto inverosímil y su disparatada propuesta, basada en estrictos hechos reales, o como me sucedió a mí, dejarse arrastrar por esta vitalista elegía olímpica, que ensalza lo que en términos anglosajones se denomina un “underdog”, es decir, uno de esos perdedores de ánimo inquebrantable y, en el fondo, triunfadores. Pues como se nos recuerda antes de los créditos finales, citando palabras del barón de Coubertin, lo importante en la vida no es el triunfo sino el esfuerzo. Y con esto no les descubro nada, eh.
Si a eso último aludimos, al esfuerzo, resulta sobresaliente el llevado a cabo por el actor protagonista, un nuevamente sorprendente Taron Egerton, todo candidez, no solo por las características del personaje que encarna, sino por el concienzudo y brillante trabajo de composición llevado a cabo.
Inglés, 26 años, debo manifestar que sus cuatro primeras apariciones en la gran pantalla, me han revelado a un profesional camaleónico y de enorme talento. Las dos primeras, TESTAMENTO DE JUVENTUD y LEGEND, en cometidos secundarios, pero la tercera, ya como co protagonista con, nada más y nada menos, que Colin Firth en la muy entretenida y arrolladora KINGSMAN: SERVICIO SECRETO.
Puesto que no iba demasiado avisado y aunque posteriormente no he leído demasiados comentarios pontificadores por este papel, la verdad es que logra una interpretación riquísima en matices, en pequeños gestos. Todo un verdadero disfrute.
Un ejemplarmente insólito Hugh Jackman acaba resultando un cómplice inmejorable en un cometido menos relevante pero de lo más sabroso, como una antigua estrella de los saltos de esquí que arruinó su brillante carrera por su rebeldía y excesos alcohólicos.
También sale el tarantiniano Chistopher Walken. Lo hace en unos pocos planos, pero suficientes para imponer su presencia, su rotundidad ante cámara, encarnando a un individuo legendario capaz de recular.
Los tres, sobre todo Egerton, consiguen buenos, divertidos e intensos momentos, en los que no les extrañe que en algún instante puntual tengan que tirar de kleenex.
Tanto Matthew Vaugh –espléndido cineasta- como productor y Dexter Fletcher como director (en el que constituye su tercer largometraje tras WILD BILL y el estimulante musical AMANECER EN ESCOCIA) consiguen que el drama no resulte tal, y que la comedia no alcance niveles que fácilmente podrían haber caído en la caricatura más cargante. Muestra un raro equilibrio, lo cual le otorga un aspecto un tanto singular a esta producción.
Y eso que tira en todo momento de clichés y tópicos de toda la vida, pero centrifugándolos esta vez, como sucedía en BILLY ELLIOT, película citada en su desarrollo, con un estilo propio, sin dejarse llevar por los “tics” habituales en estos casos.
Sus responsables consiguen una obra efectiva, alentadora, optimista, simpática en el más noble sentido del término, aleccionadora sobre la superación de los propios límites, con el trasfondo de los Juegos Olímpicos de Calgary en su último y catártico tramo.
Un pasatiempo noble, de buena ley, alejado de cualquier atisbo de cinismo (tentación en la que era fácil caer) que nos acerca a la figura del saltador más famoso en la historia de Gran Bretaña, Eddie Edwards, popular justo por lo contrario de lo que suele serlo un deportista.
Refrescante… y no solo por los ambientes en los que transcurre, que también.
José Luis Vázquez