Director: Matt Brown
Intérpretes: Dev Patel, Jeremy Irons, Toby Jones, Stephen Fry, Jeremy Northam, Kevin McNally, Enzo Cilenti, Shazad Latif, Padraic Delaney, Nicholas Agnew, Devika Bhise, Alan Bentley
Sinopsis: Biopic del matemático indio Srinivasa Ramanujan.
Una de esas habituales, higiénicas y fríamente impolutas producciones británicas. Trata sobre el genial matemático indio, de comienzos de siglo XX, Srinivasa Ramanujan. Tengo que reconocer que hasta la aparición de esta película, desconocía quién era. Sea disculpada mi ignorancia. Eso sí, después de oportunas indagaciones “googlianas”, parece ser que ha sido uno de los más curiosos y misteriosos científicos de la historia dentro de sus especialidades de teoremas y cuestiones parecidas
Y es que respondiendo al tópico, supongo que absurdo pero con elevado porcentaje de verdad, siempre me he considerado exclusivamente de letras y he llegado a detestar profundamente las matemáticas, esas que ya me hago cargo que rigen el mundo.
Así que ya podrán imaginar que mi antipatía inicial resultaba todo un lastre, aunque por otra parte, ya imaginaba que al ser abordada esta empresa por anglosajones, daba por hecho una corrección formal y calidad interpretativa que vuelven a acabar haciéndose patentes.
Su problema es que es demasiado académica, en el sentido menos ejemplar y a ratos tedioso del término, también en el de su gelidez narrativa. Es la típica historia de superación y de lucha contra la adversidad que no presenta novedad alguna. Al igual que piensa algún colega, las escenas ambientadas en la India me resultan más atractivas por diversos motivos.
Pero tal vez su mayor logro estriba en mostrar las pugnas entre el mentor (G. H. Hardy, un siempre espléndido Jeremy Irons, mejor escucharle en versión original) del protagonista y la comunidad científico-universitaria de las Islas, con ese desdén propio de quienes se creen superiores o quien muestra prejuicioso culturalmente.
El personaje que me resulta más entrañable es el encarnado por Toby Jones, de un compasivo encandilador.
Dirige sin asomo de nervio o de personalidad Matthew Brown, algo que siempre estoy encantado de aceptar, y hasta reivindico continuamente, si lo expuesto comporta momentos de emoción o inspiración. Al respecto, su trabajo se salda con una corrección un tanto aséptica, con una solemnidad y pomposidad un tanto trilladas. Es más, tiene que tirar en algunos momentos de banda sonora para camuflar ciertas carencias dramáticas o solapar la escasa imaginación de su puesta en escena.
Pese a estos peros expuestos, no les negaré que le he contemplado con agrado, que su pulcritud no me resulta enojosa y que cuenta con algún pasaje bonito. No es que sea demasiado pero no es poco para esta nueva muestra de mentes brillantes, maravillosas… aludiendo al popular y célebre título de Ron Howard sobre otro colega genialoide, John Forbes Nash. Además, tiene mérito que tratando sobre cuestiones que me provocan una gran alergia de inicio (debo reconocer que un momento puntual me genera, en cambio, alborozo), haya aguantado bien pertrechado en la butaca sus casi dos horas de metraje.
No alcanzara la altura que prometía el interesantísimo retratado, pero no me siento tampoco decepcionado.
José Luis Vázquez