Director: Juan Pablo Buscarini
Intérpretes: Martina Stoessel, Jorge Blanco, Clara Alonso, Mercedes Lambre, Ángela Molina, Georgina Amorós, Ridder van Kooten, Adrián Salzedo, Beatrice Arnera, Leonardo Cecchi, Pasquale Di Nuzzo, Francisco Viciana
Sinopsis: Violetta regresa de un tour internacional y recibe noticias impactantes. Ella se encuentra en una encrucijada y comienza a cuestionarse todo aquello que alguna vez conoció. Mientras intenta encontrar su voz interior y seguir su propio camino, acepta una invitación inesperada para emprender un viaje al otro lado del mundo en busca de respuestas.
Entré con pavor a ver la nueva entrega de esa incomprensible ídolo de los más chicos, TINI: EL GRAN CAMBIO DE VIOLETTA, y todavía estoy recuperándome de sus efectos. Lo anterior que había visto en torno a tan pijo e inaguantable personaje-estrellita había sido VIOLETTA: LA EMOCIÓN EN CONCIERTO… Uffffffff. Constituye el séptimo y extenuante estreno procedente del fin de semana ¿Y alguien todavía se atreve a afirmar que la profesión de crítico es cómoda y gratificante? Sí, claro, cuando se contemplan maravillas como CAROL, TRUMBO, JULIETA, EL LIBRO DE LA SELVA o NUESTRA HERMANA PEQUEÑA todo es jauja… pero hay mucho resto de saldo verdaderamente inaguantable.
No me suelo caracterizar por mis epítetos descalificativos y cuando así procedo, siempre dejando claro que van dirigidos al producto en sí mismo, jamás a ninguno de sus responsables, salvo que alguno de los implicados pudiera alguna vez dirigirse a mí ofensivamente… y entonces me reservo el derecho a actuar en defensa propia.
Hago ese –supongo que innecesario, pero es mi deseo remarcarlo- aclarativo o justificativo comentario, para señalar que este subproducto puede dañar seriamente las neuronas de los más jóvenes y de algún adulto. Es una inenarrable sandez, una cursilada de tomo y lomo, una pura operación de marketing para continuar entronizando a esta nueva Xuxa para adolescentes tirando a críos que dan sus primeros pasos.
Y sí, la jovencita canora es una preciosidad (aunque sus taconazos me generen en todo momento vértigo), monísima de la muerte que dirían algunos, pero eso no justifica en momento alguno el precio de la entrada. Lástima de desperdicio de esas brillantes y imágenes en las que va envuelta esta absurda historieta no ya previsible, sino predecible minuto a minuto.
Cuesta ver a Ángela Molina, actriz que por otra parte nunca ha sido santa de mi devoción, en este amoníaco sentimentalón y empachoso, que no creo que sirva ni como plataforma publicitaria para la cantante.
Su estética de anuncio comercial, de vídeo publicitario no justifica tan insoportable contenido azucarado. Todo destila tan pobre imaginación y curro creativo, sobre todo en lo referido a su hiper topicazo argumento, que es inevitable aflore en mi rostro un amplio rictus de sonrojo una vez finalizada la proyección.
Para fans incondicionales, pero muy muy muy incondicionales de la tal y popular Violetta. También llevo tiempo enterándome que Pepa Pig es otro de los referentes actuales de los más jóvenes, éste de los más menudos de la casa. La he visto muy poquita veces, siempre por sentirme acuciado por los hijos de mis amigos, pero no me pregunten a quien prefiero -en el estricto plano artístico- de las dos… y asumiendo que la segunda es pura animación.
Lo del gran cambio ¿es broma, verdad? Si se fían, huyan despavoridos, no hagan como este pobre y empecinado crítico empeñado absurdamente en verlo todo.
José Luis Vázquez