sábado, 17 de mayo

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Estreno en Royal City

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El juez ()

Director: Christian Vincent

Intérpretes: Fabrice Luchini, Sidse Babett Knudsen, Miss Ming, Berenice Sand, Claire Assali, Floriane Potiez, Corinne Masiero

Sinopsis: En una pequeña población francesa, el juez Michel Racine es presidente de un temido tribunal de lo penal. Tan duro consigo mismo como con los demás, es apodado "el juez de las dos cifras": con él, siempre caen más de diez años. Todo cambia el día en que Racine se topa con Ditte Lorensen-Coteret. Ella es miembro del jurado que va a juzgar a un hombre acusado de homicidio. Seis años antes, Racine estuvo enamorado de esta mujer, prácticamente en secreto. Es quizá la única mujer a la que jamás haya amado.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

-“¿No es feliz? -¿Si soy feliz? Yo no soy tan ambicioso (Luchini)”

-“Quiero dedicar este poema a todas las mujeres que amamos durante algunos instantes secretos, a las que apenas conocemos” (Fabrice Luchini)

 

-“El objetivo de la justicia es sacar a la luz la verdad, es reafirmar los preceptos de la ley… y castigarlos en consecuencia”

 

El cine francés ha cogido carrerilla estos meses de marzo y abril en España. A elogiables títulos ya citados en semanas anteriores, he de añadir ahora EL JUEZ (L´HERMINE), cuarto y valioso estreno contemplado en estas cuatro últimas semanas. Me convence bastante, es más, me gusta mucho.

No confundir con la reciente, y muy apreciable también, producción de idéntico título de nacionalidad estadounidense, dirigida por David Dobkin y protagonizada por Robert Downey Jr., el siempre inmenso Robert Duvall y la estilosa Vera Farmiga.

Pertenece a ese tipo de cine tan propio del país galo, a veces plomazo otras tan reconfortante, en el que ves pasar la vida de manera minuciosa, cotidiana y muy aproximada a la realidad.

Constituye una mixtura que no chirría en momento alguno, algo que ya en sí mismo me parece plausible, entre el género judicial y la comedia romántica. En el primer apartado, como perfectamente la ha definido su director, Christian Vincent, muestra “las tripas y el corazón de un proceso judicial en Francia”, los bastidores de un juicio. En el segundo, es una delicada, reposada, elegante comedia otoñal sobre últimos trenes que pasan o segundas oportunidades.

Supone el reencuentro del propio Vincent, con el extraordinario actor con el que debutara hace veinticinco años en la ácida comedia de amores vengativos titulada LA DISCRETA. Desde entonces, el cineasta tan solo ha rodado diez títulos, especializándose en el drama social, aunque su mayor éxito responde de nuevo a un tono mucho más ligero, como es la francamente agradable LA COCINERA DEL PRESIDENTE. Aquí da un paso adelante respecto a ésta.

Respecto a esa historia entre dos personajes superados por la vida. Uno un juez de provincias, perdón un presidente del tribunal, un tanto amargado, rígido, severo (“el presidente de las dos cifras” le denominan, pues sus sentencias nunca bajan de éstas), a punto de la jubilación, en crisis personal. Ella es todo lo contrario

Luchini, una figura habitual en la obra de Eric Rohmer (LA RODILLA DE CLARA, LAS NOCHES DE LA LUNA LLENA o EL ÁRBOL, EL ALCALDE Y LA MEDIATECA) y otros respetables cineastas compatriotas (reciente aún por ejemplo su aparición en PRIMAVERA EN NORMANDÍA bajo las órdenes de Anne Fontaine, EN LA  CASA de François Ozon, CONFIDENCIAS  MUY ÍNTIMAS de Patrice Leconte, CONSEJO DE FAMILIA de Costa-Gavras, URANUS de Claude Berri, EL CORONEL CHABERT de Yves Angelo,MOLIÉRE EN BICICLETA de Philippe Le Guay), borda su complejo personaje. Con razón fue premiado en el Festival de Venecia con la Copa Volpi al mejor actor. Es todo un especialista en momentos imperceptibles, en los que parece no interpretar nada, como el del resfriado o el surgido a propósito del porqué lleva siempre una bufanda roja.

Ella, la guapa noruega Sidse Babett Knudsen (INFERNO, la serie BORGEN), muestra un encanto, luminosidad y dulzura sin empacho, verdaderamente irresistibles. Entre ellos funciona la química y la física.

Así, cuando el pasado vuelve a salir escena, es cuando se vuelvan a encontrar estos dos seres antitéticos pero varados en lo que a sus corazones se refiere. Una excusa perfecta, ésta del encuentro en ese detallado y nada exhibicionista juicio, para ofrecer una lección de cotidianidad, de inteligencia y de canto a la propia existencia mientras todavía no nos abandonen ni la fuerza ni las ilusiones.

Acompañan a los dos grandes, estimulantes presencias como las de Corinne Massiero (DE ÓXIDO Y HUESO), Sophie –Marie Larrouy o la atractiva y resuelta adolescente Eva Lallier como hija de la protagonista.

Me encanta el tema DREAMERS, desgranado con calidez y sentimiento por Claire Denamur. Contrapuntea muy bien un par de momentos concreto y pone adecuado epílogo en los títulos de crédito. Si pueden, sigan o intenten que alguien les traduzca su letra.

Rodada y escrita sin efectismos de tipo alguno, interpretada como reseñado ha quedado de manera portentosa, basa parte de su considerable acierto  en no ir de nada apelando a la naturalidad talentosa como mejor aliada.

Una pequeña –o no tanto- delicatessen.

José Luis Vázquez