Director: Joel Edgerton
Intérpretes: Jason Bateman, Rebecca Hall, Joel Edgerton, Beau Knapp, Allison Tolman, David Denman, P.J. Byrne, Tim Griffin, Beth Crudele
Sinopsis: Las vidas de un joven matrimonio se verán totalmente alteradas después de que un conocido del pasado del marido comience a dejarles misteriosos regalos y se revele un horrible secreto tras veinte años.
"Tu has olvidado el pasado, pero el pasado no te olvida" (Joel Edgerton)
Una producción de apariencia humilde pero resultados ambiciosos. Lo paso francamente bien con esta actualizada muestra de terror doméstico.
Comienzan las primeras escenas y empiezan a resultarme familiares tanto personajes como lugares comunes. Resulta inevitable que acudan a mi memoria excelentes thrillers psicológicos noventeros (alguno también de finales de la década anterior) como DE REPENTE UN EXTRAÑO, LA MANO QUE MECE LA CUNA, MUJER BLANCA SOLTERA BUSCA, FALSA SEDUCCIÓN, ASUNTOS SUCIOS o ATRACCIÓN FATAL. Y de varios retales de todas ellos, oportunamente centrifugados, está compuesta esta opera prima de Joel Edgerton (recuerden: el Ramsés de la espectacular EXODUS: DIOSES Y REYES) que acaba denotando una considerable personalidad propia.
Fue uno de los más destacados “sleepers” (éxitos inesperados de producciones pequeñas o nada ostentosas) del pasado ejercicio en los USA. Con toda razón y justicia. También cosechó un reconocimiento casi unánime en la pasada edición del Festival de Sitges, donde su director, que también es autor del guión y uno de los tres protagonistas, obtuvo el premio en este último apartado. Conviene añadir que Edgerton fue seleccionado como uno de los mejores debutantes por parte del Sindicato de Cineastas Americanos. No es nada mal currículum para un iniciado.
Claro que lo realmente importante son las credenciales sobre pantalla. Como esa capacidad que exhibe para crear desasosiego, para inquietar, para trasladar perturbación a la butaca. Desde los compases iniciales me mantiene enganchado. Es inevitable citar el cine del más grande en estos asuntos, de Alfred Hitchcock, adaptado convenientemente a estos tiempos turbios y ambiguos, seguramente como lo han sido los de cualquier otra época de la Humanidad. También hay homenajes, o se detectan influencias, de Haneke (CACHÉ), Kubrick (EL RESPLANDOR), Polanski (LA SEMILLA DEL DIABLO) y Dominik Moll (HARRY, UN AMIGO QUE OS QUIERE).
No se limita, que ya no sería poco, a un mero ejercicio de suspense de alumno muy aplicado, si no que sobre el tapete, expone tangencial o penetrantemente, cuestiones como la faz menos agradable y más sombría del sueño americano, el abuso de poder, la molesta sensación de que ni en el propio hogar resulta un cobijo seguro, la desagradable sospecha de que los seres queridos puedan ser perfectos desconocidos o la facilidad con la que una mentira puede destrozar la vida de cualquiera.
Y algo que siempre está latente en la vida del ser humano, el pasado que siempre de una manera u otra vuelve o nos acecha, puede que para reafirmarnos en gratos recuerdos o, como es el caso, para devolver rencorosos e inesperados regalos por lo sembrado. Ya saben, esos traumas de infancia cuyas alargadas sombras pueden repercutir de manera decisiva en nuestro presente.
Muchas cosas para una primera película que en todos los flancos sale airosa con muy buena nota. Sucedía lo mismo, apurando aún más los acordes terroríficos y los humorísticos, con el último trabajo del genial M. Night Shyamalan, LA VISITA. O IT FOLLOWS en su vertiente fantástica. Ojalá estos aciertos supongan un síntoma de la recuperación del género sin necesidad de recurrir a la traca, al exceso o a la subida de decibelios para paliar carencias narrativas.
Para trasladar todo esto cuenta con adecuados mimbres interpretativos. Resultan bien trenzados los aquí puestos en liza. Al citado Edgerton, de permanente presencia amablemente amenazadora, le secundan brillantemente la pareja formada por Jason Bateman y una casi irreconocible Rebecca Hall (VICKY CRISTINA BARCELONA) como su apacible esposa.
Suponía requisito fundamental para llevar definitiva y efectivamente a puerto esta narración de intriga creciente que su libreto estuviera a la altura. Supera con nota la prueba. Es generoso en giros argumentales y en sorprender con las reacciones de sus muy bien movidos peones.
Destacar también la brillante fotografía de tonalidades frías del catalán Eduard Grau.
Algo tan necesario para rematar la faena como es un buen desenlace, responde a las expectativas generadas y consigue que abandone la sala desazonado.
José Luis Vázquez