Director: Paula Ortiz
Intérpretes: Inma Cuesta, Asier Etxeandía, Álex García, Manuela Vellés, Consuelo Trujillo, Leticia Dolera, Carlos Álvarez Novoa, Luisa Gavasa
Sinopsis: Adaptación de "Bodas de sangre", de Lorca. Desde pequeños, Leonardo, el novio y la novia han formado un triángulo inseparable. Sin embargo, las cosas se han complicado mucho últimamente: el novio y la novia se van a casar, pero entre ella y Leonardo siempre ha habido algo más que una amistad. La tensión entre ambos cada vez es mayor, como un hilo invisible que no pueden explicar, pero tampoco romper.
Tenía mucho interés en ver LA NOVIA, la producción con más candidaturas -12- a los Goya y la verdad sea dicha no defrauda en modo alguno mis expectativas:
El segundo trabajo de la zaragozana Paula Ortiz certifica y amplifica las buenas sensaciones provocadas por su opera prima, la apreciable DE TU VENTANA A LA MÍA. Es el suyo un cine caracterizado por un mimo, un cuidado exquisito de la imagen y de la composición del plano, de un esteticismo que no me chirría. Pero no se queda en esto, pues por sí mismo podría no ser suficiente, sino que parte de textos –el anterior era original- de los que es capaz de extraer su más hondo sentimiento, jondo si es menester. En esta ocasión, ni más ni menos que las célebres BODAS DE SANGRE lorquianas (ya llevadas a la gran pantalla por cineastas como Carlos Saura en una adaptación singular, existe también una adaptación argentina de 1938 protagonizada por Margarita Xirgu casi contemporánea a su publicación y otra marroquí de 1977), a las que imprime su sello particular.
Y conste en acta que por muy bien descrita que esté, siempre me provoca repelús esta España real y oscura aquí mostrada; por otra parte, no deja de ser una representación de aspectos universales de la condición humana en su versión más trágica y primitivamente apasionada, con todas las consecuencias que ello pueda conllevar. Trata del gran drama de la vida y de la muerte, pero invocando mundos arcaicos, ancestrales, reprimidos socialmente y nutridos de rencores estancados. Mundos que conocía perfectamente García Lorca.
Los acontecimientos expuestos parten de un hecho real acontecido el 22 de julio de 1928 en el Cortijo del Fraile, en Níjar, Almería. La escritora y activista autóctona Carmen de Burgos, ya los había recogido previamente a la obra del granadino, a través de una novela corta titulada PUÑAL DE CLAVELES. Puñales y navajas suelen conformar una buena parte del imaginario del autor.
La versión de Ortiz funde manierismo, esteticismo, sensorialidad y desgarro interpretativo. En este último apartado cuenta con la complicidad de actores excelentes y en estado de gracia, desde veteranos, como Carlos Álvarez Novoa (en la que desgraciadamente constituyó su última actuación para la gran pantalla, pues falleció al poco de finalizar su rodaje, ¿le recuerdan en SOLAS?... ese vecino asturiano que solo se lleva bien con su perro Aquiles), o las más “desconocidas” Luisa Gavasa y Consuelo Trujillo, hasta jóvenes como la valenciana/jiennense Inma Cuesta –del todo ya consolidada como uno de los mejores talentos surgidos en los últimos tiempos-, el poderoso Asier Etxeandia y un solvente Alex García.
Todos ellos envueltos en una atmósfera plena de sensualidad, malos presagios, música envolvente e imágenes enfebrecidas. Hay momentos en los que el dolor expuesto llega a ser irrespirable.
Puede llegar a saturar algo tanta plasticidad, pero su mérito y valor resultan incuestionables. Son merecidas las nominaciones a los Goya, aunque mi favorita a los más gordos continúa siendo TRUMAN. Y ya no lo repetiré más, o solo una vez cuando haga una quiniela, pues no quisiera que me cogieran manía por dar tanto la brasa con ello.
José Luis Vázquez