jueves, 12 de junio
jueves, 12 de junio
Director: Baz Luhrmann
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fisher, Elizabeth Debicki
Sinopsis: Adaptación de la novela homónima de F. Scott Fitzgerald. En la alta sociedad norteamericana, llama la atención la presencia de Gatsby, un hombre misterioso e inmensamente rico, al que todos consideran un advenedizo, lo que no impide que acudan a sus fastuosas fiestas. Gatsby vive obsesionado con la idea de recuperar al amor de su juventud
Creo que con el cine del australiano Baz Luhrmann, hace ya tiempo trasplantado a Hollywood, no caben términos medios, o lo adoras o lo detestas. Yo más bien me sitúo entre los primeros. Además, consigue sacar de sus casillas a muchos colegas que entiendo tienen un concepto más pomposo y constreñido de lo que debe ser el cine. A cambio, otros cineastas que adoran esos mismos colegas a quien me sacan es a mí. Así está conformado el territorio de los gustos de cada cual.
Pero voy a lo que importa. A esta última adaptación cinematográfica de esa memorable obra literaria de Francis Scott Fitzgerald, perpetrada por el tan “irreverente”, extravagante y atrevido profesional antes citado. No voy a entrar, tal y como no hago prácticamente nunca, en si es más fiel o no al material original, que me parece que no es para echarse las manos a la cabeza como han hecho varios de mis colegas, sino a lo ofrecido en pantalla.
Y lo que contemplo desde lo más –interiormente, claro- alborozado y entretenido, es un ejercicio pirotécnico y virguero apabullante, que me provoca que no despegue la vista en ningún momento. Un trabajo de lo más currado, una película deslumbrante, hipnótica, barroca, fascinantemente ampulosa, operística, colorista, recargada hasta el delirio, original y singular.
A título informativo y curiosón, comentarles que de las cuatro versiones oficiales que me constan de la novela, la primera dirigida por Herbert Brennon no existe, la segunda de Elliott Nugent y protagonizada por Alan Ladd la desconozco, y la tercera de Jack Clayton con Robert Redford me parece impecable.
Esta última nada tiene que ver con esta, ni falta que hace, pues está claro que si no habría carecido de sentido –salvo el comercial- emprender este proyecto. Todas ellas sí cuentan con un denominador común, las irreprochables interpretaciones de quienes aparecen en ellas.
En ésta constituye todo un placer ver el recital con que nos obsequian un cada vez más legendario Leonardo Di Caprio; ese hombre araña reconvertido, príncipe de Maine rey de Nueva York, llamado Tobey Maguire, testigo desde dentro y desde fuera de esta trágica pasión, o esa emergente, más bien ya consolidada pero muy joven todavía Carey Mulligan, haciendo algo nada fácil, que su banalidad y superficialidad resulten el objeto del deseo del romántico Gatsby.
Qué le vamos a hacer, me provoca enganchón la desfachatez de Luhrmann a la hora de recorrer bulliciosas calles neoyorquinas, empachar de neón digital, arrastrar con ritmos hiphoperos, mostrar una entrada de contrastes a la Gran Manzana, describir orgiásticas e interminables fiestas, sentimientos inasequibles al desaliento, vacíos existenciales de personajes rebozados en oropel, hermosas criaturas indignas de desaforados amores, el sueño americano hecho pesadilla, reinvenciones de uno mismo y… esa definidora luz verde.
Gran espectáculo supongo que apto para un porcentaje considerable de gran público.
José Luis Vázquez
