Director: Naomi Kawase
Intérpretes: Kirin Kiki, Miyoko Asada, Etsuko Ichihara, Miki Mizuno, Masatoshi Nagase, Kyara Uchida
Sinopsis: Sentaro tiene una pequeña pastelería en Tokio en la que sirve dorayakis (pastelitos rellenos de salsa de frijoles rojos dulces llamada "an"). Cuando una simpática anciana, Tokue, se ofrece a ayudarle, él accede de mala gana, pero Tokue demostrará tener un don especial para hacer "an". Gracias a su receta secreta, el pequeño negocio comienza a prosperar. Con el paso del tiempo, Sentaro y Tokue abrirán sus corazones el uno al otro para revelar viejas heridas.
La delicada y sensorial UNA PASTELERÍA EN TOKIO (AN), presentada recientemente en la Seminci con muy buena acogida de crítica y público, se gana mi corazón. Eso sí, no fácilmente, requiere la misma atención y paciencia que muestran sus tres personajes principales. Si dan buenas muestras de ambas, puede que les vaya calando, como la lluvia fina, sin que casi se den cuenta. A mí me fascina.
Como señalaba, es cine de sensaciones más que de una narrativa concreta, aunque también la contenga. Si se dejan arrastrar por su espíritu y por su fragancia, es fácil que acaben embriagados y adviertan la poesía y sensibilidad que desprenden sus personajes y la historia. Por ejemplo, me encantan esos planos de cerezos en flor o de árboles mecidos por el viento, en los que la naturaleza, la tierra pueden casi ser escuchadas, como así lo hace esa adorable anciana protagonista.
Su directora, la exquisita Naomi Wakase, vuelve a darle vueltas a algo que ya es signo inequívoco de su filmografía, a la propia identidad y al verdadero sentido de la vida, a esos pequeños placeres y obviedades que le otorgan verdadero valor. “Sólo el hecho de existir es algo maravilloso” se proclama contundente. Tal vez haya influido en ello el hecho de que siendo niña fue abandonada por sus padres y acogida por una tía abuela. En 1997 fue la cineasta más joven premiada en la historia del Festival de Cannes, obteniendo la Cámara de Oro por la muy bonita SUZAKU (MOE NON SUZAKU).
El mero hecho de haberla visto inmediatamente tras una comida y bebida opípara y que no me haya vencido el sueño, es todo un punto a su favor. Están avisados que hace gala con maestría de ese ritmo zen propio de aquellas latitudes.
Una preciosidad. Pura poesía cinematográfica.
Frase:
“Nunca es tarde para cumplir tus sueños”.
José Luis Vázquez