jueves, 5 de junio

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Estreno en Royal City

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Marco Macaco y los primates del Caribe ()

Director: Jan Rahbek

Intérpretes: Animación

Sinopsis: Marco Macaco sueña con resolver algún día un gran caso policial, pero mientras tanto no hace nada que no sea ejercer de oficial de playa en una isla tropical. La mayor parte de sus esfuerzos para destacar vienen determinados por Lulú, una amiga que le atrae desde la infancia. Pero un importante contratiempo irrumpe en el paraíso insular quebrando las ilusiones de Marco. Se trata de Carlo, quien llega a la isla con la intención de construir un casino y, acto seguido, se propone conquistar el corazón de Lulú. Marco no se conforma con la nueva situación y no tarda en encontrar indicios sobre los verdaderos planes de Carlo en la zona..

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 1 estrellas

Todo tiene sus líneas rojas. También en lo que respecta a mis debilidades cinematográficas. Y por mucho que me guste mucho el actual cine de animación y una respetable porción del cine danés, aquí se rebasan los límites. En este caso los pone esta propuesta del país nórdico, rebosante de infantilismo –eso que achacaba a ATRAPA A LA BANDERA aunque me parezca algo mejor que la aquí reseñada- y resultados artísticos a idéntica y peyorativa altura.

Muy poquita gracia tiene esta bobadita para niños que coge de aquí y de allá, de las -éstas sí- maravillosas MONSTER HOUSE o EL GIGANTE DE HIERRO para ofrecer un poco distinguido exponente que va a rebufo de la imbatible –a pesar del peso de la nipona- producción estadounidense también en este terreno. Como atinadamente expone David Bernal en Cinemanía, “y eso que podría haber sido la feliz rareza que su prólogo –un musical moruno y simiesco hecho con tosca animación flash- insinuaba, pero que finalmente no es”.

No tengo claras tampoco las expectativas albergadas por sus responsables como posible sátira para adultos sobre comportamientos dictatoriales o sobre regímenes políticos, bananeros en este caso, pero tampoco en este apartado acaba de funcionar, pues los clichés resultan toscos, carecen de sutileza alguna.

Tendrá que esforzarse mucho más en su siguiente trabajo el primerizo Jan Rahbek, el cual exhibe más ganas de agradar que resultados sobre el terreno. No basta contar con la complicidad surrealista casi inherente al género para dar por sentada la adhesión inquebrantable de los espectadores.

Me parece desolador además que en una producción de estas características no ofrezca ni un solo secundario o secuencia –salvo ese espejismo inicial, aún así discreto, antes referido- que tenga el menor gancho o vis cómica.

Yo que ustedes me pensaría lo de llevar a los más peques… aunque suelen ser agradecidos. Si lo serán que han aupado en los últimos años a -ya, ya sé a las edades a las que van destinadas, pero a las mismas, yo exigía de Walt Disney para arriba- cosas del calado de Bob Esponja o la cerdita Peppa Pig.                     

José Luis Vázquez