Director: John Erick Dowdle
Intérpretes: Pierce Brosnan, Owen Wilson, Lake Bell, Sterling Jerins, Spencer Garrett, Claire Geare, Byron Gibson, Russell Geoffrey Banks, Jim Lau, Sahajak Boonthanakit, Karen Gemma Dodgson, Bonnie Zellerbach
Sinopsis: En su casa en un país del Sudeste Asiático, una familia estadounidense se encuentra atrapada en medio de un violento golpe de Estado. Desesperadamente intentarán escapar de un ambiente en el que los extranjeros, como ellos, son inmediatamente ejecutados.
La mejor definición que he oído sobre GOLPE DE ESTADO (NO ESCAPE) pertenece a uno de sus intérpretes, Pierce Brosnan, “es una película familiar épica de proporciones salvajes, te deja sin aliento”. Lo clava.
Lo cual, pese a estas claras y obvias intenciones, no deja de sorprenderme a estas alturas de mi vida por ciertas conclusiones, tanto de especialistas como simples espectadores, a la hora de definir lo que sea, una película en este caso. Acepto que a alguien le guste o no esta propuesta o cualquier otra, pero cuando taxativamente se aplican acusaciones a las que no encuentro pies ni cabeza, me remuevo un tanto.
Comento esto porque se ha acusado a esta trepidante producción de acción y suspense como racista. No encuentro rastro por ninguna de sus esquinas rastro del mismo. Además, ¿describir el día de mañana las barbaridades del Estado Islámico sería también así considerado? ¿O las matanzas de hutis y tutsis? En el militante anti americanismo de tantos, perfectamente respetable pero considero que sin sentido alguno y rayano en el absurdo, se llega a tildar así a historias que sencillamente no se meten en terrenos farragosos, sino que juegan a contar peripecias dramáticas o aventureras sin otras coartadas.
Es más, aunque –insisto- no es la intención de sus autores establecer ningún discurso sociopolítico concreto, la única perorata, que no llega ni a cinco minutos, que expone el propio Brosnan, supone más bien todo lo contrario, denuncia –de manera tópica aunque no por ello seguro que no menos cierta- los intereses bastardos y las manipulaciones de las grandes corporaciones que rigen las grandes potencias. Y punto, ahí se queda todo el marchamo de pretender ser un seguimiento sobre algo que no sea la propia supervivencia de los protagonistas… en terreno y momento de los más hostiles. De nuevo Brosnan, y ya van tres las citas, señala en un momento dado de la acción algo así como “aquí ahora no hay buenos ni malo, sino estar vivo”.
Supongo que por una cuestión de tacto y de evitar polémicas diplomáticas por parte de sus guionistas, los hermanos Dowdle, los hechos no son localizados en un país concreto. Transcurren “vagamente” en un país del sudeste asiático indeterminado, eso sí, limítrofe con Vietnam, en un guiño positivo al antiguo enemigo ¿Camboya, Laos? Que cada uno haga sus cábalas.
El caso es que este marco sirve a su director para llevar a cabo un ejercicio casi de estilo, cámara en mano, de ritmo veloz, que no concede respiro, verdaderamente angustioso… y dentro de las situaciones extremas, algunas llevadas al límite, resulta en líneas generales bastante verosímil.
John Erick Dowdle, habitualmente especializado, aunque su filmografía es todavía escasa, en el género de terror (es el firmante de una pequeña, concisa y humilde obrita producida por el genial M. Night Shyamalan LA TRAMPA DEL MAL, el “remake” americano de la notable REC o ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL INFIERNO), se desmarca en un terreno al que es capaz de incorporar cierta atmósfera de pesadilla, propia de los registros con los que él ha solido trabajar.
A su “adrenalítica” cámara le imprime un toque un tanto personal, al utilizar escenarios naturales o abiertos que reciben un tratamiento de lo más claustrofóbico. El objetivo se incrusta por momentos en los rostros y cuerpos de los huidos. Puede que se abusa un poco del ralentí en su primera parte, pero no por ello deja de ser efectivo para subrayar algunos de sus momentos más duros.
Y esto me recuerda que hace dos temporadas surgió en la cartelera un estreno de parecidas características que no tuvo toda la repercusión merecida, pese a contar con el protagonismo de Mel Gibson, ambientado en la frontera mejicana, VACACIONES EN EL INFIERNO. Si no lo han visto y quieren pasar casi dos horas a plena tracción, intenten revisarlo.
Ambos exponentes se apoyan en actores sorprendentemente creíbles, como es el caso del habitualmente comediante y caricaturesco Owen Wilson, aquí volviendo por sus iniciales fueros en la industria con TRAS LA LÍNEA ENEMIGA. Si lo escuchan con su voz original podrán disfrutar de la sutileza de la misma.
Brosnan -¡cuarta cita!- en un papel más secundario lo hace francamente bien. Es sombrío, loco, heroico, patético, lúcido, peligroso. Ambos y el resto del elenco al servicio de la más pura acción “made in USA”.
José Luis Vázquez