viernes, 18 de julio

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Estreno en Royal City

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La playa de los ahogados ()

Director: Gerardo Herrero

Intérpretes: Carmelo Gómez, Antonio Garrido, Tamar Novas, Celso Bugallo, Celia Freijeiro, Marta Larralde, Luis Zahera, Carlos Blanco, Pedro Alonso, Fernando Morán

Sinopsis: Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Pero el océano nunca ha necesitado amarras para matar. Sin testigos ni rastro de le embarcación del fallecido, el inspector Leo Caldas se sumergirá en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se decidan a hablar, apuntarán en una dirección inesperada.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

La plasmación cinematográfica de la segunda novela (negra) de Domingo Villar LA PLAYA DE LOS AHOGADOS protagonizada como la primera, OJOS DE AGUA, por el inspector gallego Leo Caldas, un tímido y solitario paseante de las playas viguesas, deparaba muchas posibilidades.

La aparición en la playa de Panxón de un marinero, El Rubio, con las manos atadas, presentaba suficientes alicientes para haber llevado a cabo un destacable trabajo dentro del género. No es así, tal vez porque el encargado de llevar a cabo esta empresa, Gerardo Herrero, no era el más indicado para provocar pasiones, innovaciones o estremecimientos.

El madrileño, uno de los mejores productores de nuestro cine en los últimos veinte años (MARTÍN (HACHE), LA VIDA MANCHA, MENSAKA, BAJO LA PIEL, EL HIJO DE LA NOVIA, LUGARES COMUNES, EL SECRETO DE SUS OJOS, EL MÉTODO) cuenta, en su faceta como director, con una de las filmografías más prolíficas en una cinematografía algo raquítica en ellas. Casi como Woody Allen, no deja de ofrecernos un trabajo en esta faceta casi cada año y medio.

Siempre garantiza una cierta solvencia, un estilo a la antigua usanza caracterizado por atender a sus personajes y alejarse de cualquier parafernalia tecnológica. Pero también, prácticamente siempre, presenta unos cuantos defectos que generan impedir la incondicionalidad con sus criaturas, al menos en lo que a mí se refiere. Estas son, principalmente, una atonía, una asepsia, una apatía narrativa que acaba impregnando al conjunto y al resultado final.

Ahí están para corroborarlo MALENA ES UN NOMBRE DE TANGO, HEROÍNA, EL MISTERIO GALÍNDEZ, LAS RAZONES DE MIS AMIGOS, SILENCIO EN LA NIEVE, DESVÍO AL PARAÍSO o TERRITORIO COMANCHE, tal vez su título más “destacado” dentro de ese tono aludido, y el que supusiera su primera toma de contacto con el protagonista de ésta, Carmelo Gómez (esta es la cuarta, tras SILENCIO EN LA NIEVE y LEJOS DEL MUNDO). Ninguno de ellos pese a presentar aspectos formales higiénicos generan un especial arrebato.

Lamentablemente esta propuesta tampoco escapa a la excepción, pero tiene algunos puntos destacables. Y si hablaba hace unas líneas de Gómez, precisamente este me parece uno de ello. El leonés, uno de los mejores actores desde hace tiempo del cine español (EL PERRO DEL HORTELANO, DÍAS CONTADOS, TIERRA, EL VIAJE DE CAROL, SECRETOS DEL CORAZÓN, LA NOCHE DE LOS GIRASOLES), últimamente intermitente en sus apariciones, se ajusta perfectamente a las características previstas en las líneas del guión. Su modesto y no precisamente intensa relación con su compañero, el aragonés Rafael Estévez (un correcto Antonio Garrido), de escasa conexión con la ironía galaica, se convierte también en un pequeño aliciente.

El reparto de secundarios autóctonos de la televisión, la escena y el mundillo gallego –santiagueses, vigueses, pontevedreses…- es respetable, desde la atractiva y emergente Celia Freijeiro (DE CHICA EN CHICA, aquí la esposa acomodada de uno de los marineros reciclado en empresario inmobiliario) hasta el últimamente habitual Celso Bugallo o Tamar Novas (ambos comenzaron a popularizar sus rostros con MAR ADENTRO), pasando por el que está en el objetivo principal con o sin razón de la investigación policial Luis Zahera, Carlos Blanco o Marta Larralde.

Y qué va a decir un gallego como el que esto escribe, pero los diversos escenarios utilizados del Baixo Miño, de Vigo, de Panxón, de A Guarda, confieren encanto al fondo del relato.

Pero siento que finalmente todo quede en un ejercicio aceptable por los pelos, aseadillo, de amplia verborrea pero escasa sustancia, de excesiva pulcritud y escaso nervio o fuste visual. Es correctita sin más. Tal vez la calificación más adecuada pudiera ser, en base a mi baremo, la del 2,5 más que la del 3. Tampoco aburre.

Las comparaciones son odiosas, pero ahí está la magistral LA ISLA MÍNIMA para establecer las abismales diferencias entre y una y otra. No olvidemos que la citada lleva la firma del que considero mejor cineasta español en la actualidad, el sevillano Alberto Rodríguez.

 

José Luis Vázquez