Director: John Francis Daley y Jonathan M. Goldstein
Intérpretes: Ed Helms, Christina Applegate, Leslie Mann, Chris Hemsworth, Keegan-Michael Key, Charlie Day, Chevy Chase, Elizabeth Gillies, Beverly D'Angelo, Regina Hall, Skyler Gisondo, Charlene Amoia, Jessica Lindsey Gilbert, Miles Doleac
Sinopsis: Con la esperanza de construir el vínculo familiar que tanto ansía, Rusty Griswold decide dar una sorpresa a su mujer, Debbie, y a sus dos hijos con un viaje atravesando el país hasta llegar al "parque de atracciones favorito de las familias estadounidenses", Walley World.
Poca chicha, escasa consistencia, humor ramplón… es lo esperable ante este tipo de comedietas norteamericanas cuyo patrón a seguir es la en tiempos comercial saga NATIONAL LAMPOON´S VACATION… (en su trasvase al español, títulos como LAS VACACIONES DE UNA CHIFLADA FAMILIA AMERICANA), cuyos protagonistas de aquéllas, los más bien discretos cómicos Chevy Chase (solo recuerdo un par o tres de trabajos suyos verdaderamente afortunados, uno de ellos JUEGO PELIGROSO del malogrado Colin Higgins) y Beverly D´Angelo hacen aquí una breve y “nostálgica” aparición. Aunque a fuer de ser justo con este cine formulario, recuerdo con verdadero regocijo una incursión paródica muy afortunada titulada ¡SOCORRO, YA ES NAVIDAD!
No es tan espantosa como podía temer inicialmente, aunque no alcance ni mucho menos el aprobado. Los gags propuestos funcionan tan solo en un porcentaje de un quince o veinte por ciento. Entre ellos, ese regreso a sus orígenes universitarios por parte de la madre del clan, la eficaz Christina Applegate.
Sin embargo, me resulta atractivo un aspecto no especialmente relevante, como son algunas de las panorámicas y vistas aéreas pertenecientes a salvajes e inhóspitos paisajes de la geografía estadounidense.
En el fondo, tanto en sus antecesoras como ésta, hay una clara apuesta por mostrar ciertas fobias encubiertas o falsas filias de un modelo de familia de clase media norteamericana, reflectora de tantas otras de las sociedades occidentales en las que vivimos. También de algunas de sus ansiedades y de sus engañosos anhelos.
Los grandes maestros de antaño del género seguro que con este material hubieran sacado más que suficiente punta, pero hoy en día es fácil dejarse engullir por unas formas chabacanas –y conste que esta no es de las peores al respecto- y faltas de ingenio. Sin ir más lejos y sin ser uno de los grandes, el Henry Koster de UN OPTIMISTA DE VACACIONES extrajo pólvora en 1962 con asunto en parte parecido… y con un inmenso y divertidísimo James Stewart.
Puede que las intenciones sean buenas por parte de sus creadores, pero el resultado es de lo más inocuo: un pasatiempo irregular que alterna lo simpático con lo más bien prescindible. El día que asistí a su estreno, al menos parte de los asistentes parecía pasarlo bien… Qué envidia.
José Luis Vázquez