miercoles, 16 de julio

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Estreno en Royal City

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Sin hijos ()

Director: Ariel Winograd

Intérpretes: Diego Peretti, Maribel Verdú, Horacio Fontova, Guadalupe Manent, Guillermo Arengo, Martín Piroyansky, Marina Bellati, Pablo Rago

Sinopsis: Gabriel está separado hace cuatro años. Desde entonces Sofía, su hija de ocho años, es el centro de su vida. Negado de plano a intentar una nueva relación amorosa, Gabriel vuelca toda su energía en su hija y en su trabajo. El idilio padre-hija se ve conmocionado por la aparición de Vicky, amor platónico de la adolescencia, transformada ahora en una mujer hermosa, independiente y desenfadada.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

No le acabo de coger el punto a esta comedia romántica argentina, que me parece bastante corrientucha y que tiene permanentemente en su punto de mira modelos similares de su vecino del Norte de América. Demasiado "hollywoofilizada", para eso me quedo con los originales.

Trata sobre encuentros finalmente postergados, desencuentros, complicaciones familiares u objetivos innegociables para la convivencia. Se beneficia de una Maribel Verdú en permanente estado de gracia y del aquí un tanto caricaturesco Diego Peretti. El tercer vértice del atípico triángulo es Guadalupe Manent, una de esas redichas niñas-actrices argentinas que hay momentos que resultan un tanto cargantes, o que desde luego me ponen un poquito de los nervios. Debo padecer el síndrome de Vicky, la protagonista femenina.

Es una historia liviana, simpática en do menor, de lo más inocua, intrascendente, cuyos guiños son a veces un tanto evidentes, como por ejemplo al final de NOTTING HILL. No irrita, no molesta, pero en ningún momento me gana para su causa.

El tedio se impone en una buena parte de su metraje, estirando en exceso una única situación de la que apenas se extraen chispas. En este caso, su previsibilidad también acaba resultando una rémora, algo que con otras producciones de parecidas características no me sucede, o al menos no lo tengo tan en cuenta.

De la misma forma que a veces manifiesto mi disconformidad con los de mi gremio, en realidad con cualquiera de ustedes, pues todos somos críticos de potencia, también me gusta reseñar comentarios de los mismos que me parecen reveladores y con los que coincido al cien por cien.

Tal como me ocurre en esta ocasión leyendo a Javier Ocaña de El País, que al referirse a SIN HIJOS la ha condensado perfectamente: “El mayor problema, aparte de la puesta en escena, repleta de horrorosos ralentís y de pretenciosos movimientos de cámara  que acaban dándole un aspecto hortera, surge con una cuestión más de esencia que de forma”.

Pues eso.

José Luis Vázquez