Director: Seth MacFarlane
Intérpretes: Mark Wahlberg, Seth MacFarlane, Amanda Seyfried, Liam Neeson, Morgan Freeman, Patrick Warburton, Dennis Haysbert, Michael Dorn, Martin Klebba, Richard Schiff, Jessica Barth, Sam J. Jones, Bill Smitrovich, Maggie Geha, Kimberly Howe
Sinopsis: Recién casados, Ted y Tami-Lynn quieren tener un bebé. Pero antes de ser padre, Ted tendrá que demostrar ante un tribunal de justicia que es una persona.
He de admitir que la primera aparición cinematográfica del osito de peluche charlatán y mal hablado me sorprendió gratamente y me hizo partícipe de su humor deslenguado, gamberro, procaz y subversivo. Lamentablemente, esta segunda entrega ha caído, aunque no fuera su intención, en los mismos defectos que suele ocurrir con una buena parte de éxitos recientes hollywoodienses, el mercantilismo más atroz se acaba imponiendo por encima de veleidades artísticas.
En esta secuela se han potenciado los exabruptos, los chistes huecos y la comicidad más zafia en detrimento de la frescura, la originalidad y el tono afortunadamente sinvergonzón y relativamente transgresor de su antecesora.
Varios colegas han afirmado que no deja de ser una repetición de lo ya inventado, pero creo que la misma resulta de lo más perezosa y facilona. La bordería inicial de su menudo protagonista suena aquí a postiza, acomodada, dispuesta a vivir de las rentas sin aportación o pizca alguna de ese más que hace de una producción de estas características algo respetable, pese a la pérdida ya asumida de capacidad de sorpresa. Por ejemplo, lo que sí consiguió en otro registro el escurridizo Bourne, que a cada nueva entrega sin renunciar a su espíritu renovaba matices y postulados.
No es este el caso. Aquí Ttodo suena a demasiado visto y gastado. También no es menos cierto que cada vez puede que tenga que ir asumiendo que –salvo excepciones puntuales, insisto, como esta primera aparición- cada vez me siento más instalado en ese otro tipo de comedia clásica que hacía gala de buen gusto, elegancia, humor blanco y otro montón de virtudes más. Sin ir más lejos, puesto que la he revisado hace escasas fechas, sin ser una comedia genuina, qué gustazo y qué sonrisones más gratificantes los extraídos por criaturas e historia de VACACIONES EN ROMA. Y podría poner mil referentes más.
Su responsable, Seth MacFarlane, creador de las iconoclastas y más que traviesas series PADRE DE FAMILIA y AMERICAN DAD, vuelve a repetir cometidos, es decir, escribe, dirige y pone la voz al muñeco. Su anterior trabajo para la gran pantalla, MIL MANERAS DE MORDER EL POLVO ya me resultó tan ridículo y tontamente escatológico como este otro. Tendré muy seriamente que volver a revisar ese primer TED con el que me lo pasé tan bien. Igual me pilló un día burro.
Lo único salvable pero insuficiente son esos inesperados títulos de crédito a lo Busby Berkeley, con una coreografía verdaderamente inusual pero plausible. También uno se puede consolar infructuosamente con los simpáticos cameos del que fuera inenarrable Flash Gordon, o sea Sam Jones, o de Morgan, Freeman, Liam Neeson y Jay Leno. Ni tan siquiera esto logra paliar el efecto frustrante que me ha generado esta innecesaria del todo empresa sacacuartos.
José Luis Vázquez