viernes, 6 de junio

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Estreno en Royal City

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Una historia real ()

Director: Rupert Goold

Intérpretes: Jonah Hill, James Franco, Felicity Jones, Ethan Suplee, Gretchen Mol, Robert John Burke, Maria Dizzia, Genevieve Angelson, Betty Gilpin

Sinopsis: Cuando Michael Finkel (Jonah Hill), un desacreditado reportero del New York Times, conoce al presunto asesino buscado por el FBI Christian Longo (James Franco) –que se ha apropiado de la identidad de Finkel–, su investigación se transforma gradualmente en un inolvidable juego del gato y el ratón. Basada en hechos reales, narra la incesante búsqueda de la verdadera historia de Longo por parte de Finkel.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

Me da un poco de pereza escribir sobre este “thriller” periodístico correctito, austero, aceptable pero no precisamente destacable. Le falta pegada, no apura sus posibilidades en potencia (imagino a Lumet o Brooks con un argumento parecido e igual estaba hablando como mínimo de un trabajo notable) y se queda a medio camino de muchas cosas, principalmente del de provocar una auténtica sacudida dramática.

Agradezco la falta de solemnidad y de petulancia o su valorable modestia por parte de su primerizo autor, el previo director artístico Rupert Goold. Acierta al ponerse al servicio de sus dos semi estrellas en el que acaba constituyendo su verdadero punto fuerte de, por lo demás, una puesta en escena aséptica, sin garra.

Ellos son Jonah Hill, el humorista gamberete reconvertido en apreciable actor dramático, como ya demostrara en EL LOBO DE WALL STREET y vuelve a hacerlo aquí. Y su  co partenaire es un tipo noqueante, un James Franco en muy buena forma. Ambos ya habían trabajado en un mismo proyecto hace un par de años en la inaguantable -bien recibida entre mis colegas- comedia apocalíptica JUERGA HASTA EL FIN.

Atina en el encuentro en prisión de ambos, en un escenario casi bergmaniano, de absoluta sencillez decorativa –toda una paradoja viniendo firmada por Goold… o no-, en el que una cámara escrutadora fija su objetivo en los rostros desnudos de ese ex periodista del New York Times en busca de redención y a la vez reconocimiento, contrapuesto al de ese psicópata seductor en busca de una verdad envuelta en maquiavélica redención.

Todo un estudio de personajes que no se encuentra secundado por el resto de satélites secundarios que pululan  en derredor. Y que acaba provocando por ejemplo el lamentable desaprovechamiento de la guapa y talentosa Felicity Jones, la que fuera primera esposa ficticia de Stephen Hawking en la preciosa y aleccionadora LA TEORÍA DEL TODO.

Basada en hechos reales, alguien podría encontrar similitudes con la empresa emprendida por Truman Capote para llevar a cabo su espeluznante y magistral A SANGRE FRÍA. En esta ocasión no trasciende el escalofrío y el desasosegante tono de aquella obra maestra de la literatura y del Séptimo Arte.

Tan solo siento algún aislado pálpito contemplando el rostro de Hill al darse cuenta del entramado o en la penetrante mirada de Franco, el resto aunque no deja de ser visible en ningún momento no consigue mi arrebato.

He leído que ha sido tildada por unos cuantos colegas como un simple telefilme de sobremesa, como si ello en sí mismo fuera un desdoro. Tampoco es eso. No se olvide que parte del mejor cine se hace para la ya no tan pequeña pantalla y que hay un incontable número de exponentes ilustres como EL DIABLO SOBRE RUEDAS de Spielberg, ALGUIEN ME ESPÍA de Carpenter o AMOR ENTRE RUINAS de Cukor. Por supuesto, en esta ocasión no se alcanzan tales cotas artísticas, pero dada la cartelera veraniega tampoco es como para hacerle demasiados ascos.

José Luis Vázquez