domingo, 20 de julio

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Estreno en Royal City

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Phoenix ()

Director: Christian Petzold

Intérpretes: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Uwe Preuss, Nina Kunzendorf, Michael Maertens, Uwe Preuss, Imogen Kogge, Eva Bay, Kirsten Block, Megan Gay, Valerie Koch

Sinopsis: Una cantante es traicionada y enviada a un campo de concentración. Al finalizar su calvario, vuelve con la cara totalmente desfigurada y pide a un eminente cirujano que se la reconstruya para que sea lo más parecida a como era antes. Recuperada de la operación empieza a buscar a su marido, un pianista. Pero el reencuentro no es lo que ella esperaba.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

Hasta el momento y pese a las filias de tantos de mis colegas, no amo en exceso el cine del alemán Christian Petzold (7 largometrajes, dos estrenados en España, éste y el anterior en su filmografía, BÁRBARA; 3 vistos, los dos citados y JERICHOW) aunque le reconozco méritos. Entre estos, figura el de eludir ciertas trampas “sentimentalonas” cuando aborda los argumentos de sus historias. Pero ello también conlleva riesgos, unas puesta en escena de cierta frialdad y repetitivas respecto a  situaciones. Inclusive el tedio suele aparecer no tan infrecuentemente, tal como también sucede en PHOENIX.

Pero también he de reconocer que muestra un estilo propio, lo cual no es óbice para que se intuyan influencias en su cine. Aquí hay una muy obvia, expresada por otros muchos antes que yo… la fundamental, la imprescindible, la obsesiva, mi obra favorita del maestro Hitchcock, VÉRTIGO o DE ENTRE LOS MUERTOS.

Y de amores obsesivos va también esto, de regresos espectrales. Pero no de ectoplasmas de serie B o aspirantes a Freddy Kruger. Nada que ver con esto, más bien de seres humanos que han vivido el horror más real que pueda ser vivido. De una superviviente de un campo de exterminio que, tal como su título indica, trata de renacer de sus cenizas -recuperar sería un término más preciso- aferrándose a lo más valioso de su pasado, al amor que supuestamente la traicionó pero al que no ha olvidado. El que acaba dando sentido a la “representación” y a la “ficción” casi en su esencia más cinematográficamente teatral, pues si uno acaba analizando con lupa la credibilidad del meollo principal del asunto (eso de que sea completamente irreconocible para el que ha sido tanto tiempo su marido), tal vez habría que ponerla en cuarentena.

Este supuesto artificio, sirve a Petzold para que su relato gravite en torno a una cuestión que doy por hecho que es lo que más le ha importado, la de mostrarnos de manera bella y contenida la reconstrucción física y anímica de una mujer, de una sociedad también. Lo mismo que prácticamente había hecho en BÁRBARA, en esta ocasión no con los rescoldos surgidos tras el nazismo, sino con los estertores del comunismo en la dividida Alemania del Este de la Guerra Fría.

Un factor se revela fundamental en este juego, en este ejercicio de estilo… y es su principal intérprete, actriz fetiche del director. Me refiero a Nina Hoss, que se está erigiendo como una de las mejores profesionales en el actual panorama del cine europeo. De lo más turbadora y afectivamente inquietante, perfecta de presencia, de mirada, tanto cuando tiene que hacerlo desde los vendajes de su cara hasta que es descubierto su terso, su elocuente rostro. Es el alma, corazón y vida de esta película.

El resto me provoca intermitentemente de todo. A veces me atrae ese ambiente asfixiante y en recomposición de un Berlín ruinoso, otras me genera fatiga. A ratos me cautiva, otras me provoca aburrimiento. Me causa inquietud en unos cuantos momentos y desidia en otros. Eso sí, ofrece una conclusión desoladora, rotunda, magnífica.

Agradezco que no caiga en sensiblerías facilonas. Que ofrezca un retrato tan poderoso de mujer y del anhelo amoroso de esta. Sin generarme incondicionalidades, merece la pena. Y algunos momentos, tienen verdadera fuerza, como aquél en el que la protagonista aparece con un vestido rojo que remite al celuloide de uno de los iconos de la cinematografía alemana de los 70 y 80, a Rainer Werner Fassbinder.

El saldo final es más bien positivo, respetable, interesante.

 

José Luis Vázquez