lunes, 23 de junio

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Estreno en Royal City

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La fiesta de despedida ()

Director: Tal Granit y Sharon Maymon

Intérpretes: Ze'ev Revach, Aliza Rosen, Levana Finkelstein, Raffi Tavor, Ilan Dar

Sinopsis: En una residencia de ancianos de Jerusalén, un grupo de amigos construye una máquina para practicar la eutanasia con el fin de ayudar a un amigo enfermo terminal. Pero cuando se extienden los rumores sobre la máquina, otros ancianos les pedirán ayuda, lo que les plantea un dilema emocional y los implica en una aventura disparatada.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

El asunto elegido por esta película se las trae y es de los más polémicos que se puedan poner sobre cualquier tapete. Se trata de ese legítimo derecho, pero en qué condiciones y cómo, sobre la muerte digna, la de uno mismo o la posibilidad de proporcionársela a nuestros seres más o menos queridos.

La filmografía de los últimos tiempos no es precisamente escasa al respecto, desde la tremenda y sentida AMOR de Michael Haneke hasta la imprescindible, estremecedora y emotiva en su sobriedad MILLION DOLLAR BABY, la autóctona y magnífica MAR ADENTRO, pasando por la sensible y tragicómica LAS INVASIONES BÁRBARAS hasta la relativamente lejana y ochentera MI VIDA ES MíA protagonizada por un espléndido Richard Dreyfuss.

Si a este contenido específico, le suman el carácter geriátrico de su propuesta, por otra parte un cine ciertamente al alza en los últimos tiempos, desde la tremenda y positivista animación hispana ARRUGAS hasta la suave y agradable EL EXÓTICO HOTEL MARIGOLD, pasando por UNA CANCIÓN PARA MARION, ¿Y SI VIVIMOS TODOS JUNTOS?, VIVIR SIN PARAR y unos cuantos títulos más, tendrán el cóctel preciso que constituye esta FIESTA DE DESPEDIDA.

Están ante una producción israelí que, tras varios trabajos en común dentro del campo del cortometraje, supone la opera prima de los jóvenes cineastas Sharon Maymon (la cual se había estrenado en solitario con UNA CUESTIÓN DE TAMAÑO) y el debutante Tal Granit.

Y tras el doble preámbulo inicial, quiero dejar muy claro que tiene mucho mérito y atrevimiento esta propuesta, por mucho que algunos colegas les  hayan reprochado que se hayan quedado en lo políticamente correcto. Creo que lo conseguido es una obra creíble y dura, por supuesto, sobre todo en su tramo final, pero han conseguido una alquimia admirable, generar carcajadas a tutiplén, o sonrisas si prefieren, con una cuestión tan terrible y devastadora.

Así lo ha refrendado el numeroso público de unos cuantos festivales con risas y reflexiones varias tras su conclusión, porque esta, no lo duden, si me apuran aunque no hubiera sido el gran trabajo que es, da para un debate acalorado y extenso.

Pero, insisto, me parece de lo más elogiable haber sido capaz extraer humor del dolor, sin que por ello dejar de mostrar un panorama desolador, desesperado. El desenfado imprimido le viene de perlas para aliviar la carga de profundidad que se esconde tras sus atractivas imágenes, en las que aflora un humor a ratos negruzco, otros bastante blanco dada la situación.

No es moco de pavo finalizar con un sabor agradable, tras contemplar una historia que trata sobre lo que trata y a la que su corte coral le viene en esta ocasión de perlas.

Las dos actrices principales,  Levana Finkelstein y Aliza Rosen, fueron justamente premiadas en la última edición de la SEMINCI vallisoletana, así como lo fue a la mejor –e incuestionable para muchos- película. Sus interpretaciones desarman por acumular registros, siendo de las que definitivamente calan… y con las cuales hubiera sido muy fácil haberse podido pasar. Igualmente resulta destacable la de ese inventor encarnado por uno de los profesionales más populares y graciosos de aquellas enrarecidas latitudes, Ze´ev Revach.

Entre unos y otros, consiguen que lo luctuoso se funda con lo atrevido, el humor inteligente con el absurdo, la lucidez con la piedad o la defensa de la dignidad sin abandonar en ningún momento los márgenes del realismo. Y, aunque parezca, no deja de ser en ningún momento, todo un vitalista canto a la vida.

Amor y amistad son conceptos combinados ejemplarmente y que adquieren verdadera carta de naturaleza en esta insólita y muy recomendable “dramedia” de una cinematografía moderadamente pujante y que nos está dejando caer poco a poco verdaderas perlas. Para corroborarlo, sumen a esta notabilísima propuesta otras de muy apreciable calidad, como GETT: EL DIVORCIO DE VIVIANE AMSALEM o MIS HIJOS.

No la dejen escapar. Lástima que la escuchen doblada, como sucede con  todas aquellas películas que no sean del propio idioma.

José Luis Vázquez