Director: Louis Clichy y Alexandre Astier
Intérpretes: Animación
Sinopsis: Julio César tiene la idea de construir una urbanización de lujo junto a la aldea gala de Astérix, para que la pequeña comunidad acabe sucumbiendo a la atracción de la modernidad y abandone su lucha contra los romanos. Para desgracia de los inquilinos de la Residencia de los Dioses, finca de varios pisos, donde se alojan ciudadanos de clase media, y construída con materiales baratos), Asurancetúrix se muda a uno de los pisos, provocando el descontento y numerosas quejas.
Tengo que admitir que Astérix y Obélix no fueron en mi infancia mis héroes de tebeo favoritos. Ese lugar corresponde a Conan, Manos Kelly (seguidos a través de la añorada revista compilatoria Trinca) y por supuesto al Capitán Trueno y Jabato. Supongo que era una época de mi vida en que concedía más predominio a lo épico que a lo humorístico.
Eso no va en detrimento para reconocer agudeza y talento a los creadores de Astérix, los galos René Goscinny y Albert Uderzo. Supongo que con los años percibí más las sátiras que latían tras sus álbumes sobre el invencible personaje de la única aldea que los romanos no podían contestar.
ASTÉRIX: LA RESIDENCIA DE LOS DIOSES constituye su décimo séptimo álbum, publicado en 1971. Precisamente en el mismo se hacen eco de la disparatada construcción urbanística que asolaba al país vecino y que se viviría en España poco tiempo después. Esa crítica continúa permaneciendo en su traslado a la gran pantalla más de cuarenta años después. También se han añadido oportunos apuntes sobre la inmigración y la mano de obra.
Por supuesto, estos aspectos probablemente no serán en los que vayan a reparar los críos, pero he comenzado por ello para destacar que esta producción la puede digerir por igual mayores y pequeños. Seguramente muchos de los primeros evocarán su tiempo de infancia y los segundos descubrirán unos personajes a los que es fácil que les caigan simpáticos.
Lo fundamental es que la animación concebida para el 3D es de buena calidad. Creo que a esta historia le sienta mejor ésta que la imagen real, sobre todo si he de atenerme a las incursiones llevadas a cabo en esta última modalidad y que me parecen aburridas y fallidas.
Los expertos en este universo destacan la fidelidad a la primera parte del original, pero este es un terreno en el que no suelo entrar casi nunca. Agradezco su humor blanco, su ritmo ágil, algún elaborado gag visual y el buen nivel técnico de ordenador. En cambio, cierta simplicidad e infantilismo impiden mi definitiva adhesión. Se pasa un buen y distraído rato.
José Luis Vázquez