sábado, 17 de mayo

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Estreno en Royal City

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Enamorarse ()

Director: Adam Rodgers

Intérpretes: Andy Garcia, Vera Farmiga, Taissa Farmiga, Spencer Lofranco, Nicholas Braun, Tom Skerritt, Peter Riegert, Mirjana Jokovic, Stephen Borrello IV, Daniella Garcia-Lorido

Sinopsis: Edith (Vera Farmiga) y George (Andy García) se conocen durante las pruebas de admisión a la universidad de Middleton de sus respectivos hijos. Aunque ambos tienen caracteres muy distintos, cuando los dos jóvenes deciden visitar las instalaciones por su cuenta, ellos pasean recordando sus tiempos en la universidad. Pero lo que empieza como un entretenimiento, pronto se convierte en una experiencia que cambiará sus vidas para siempre.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

No confundir por el título con aquélla estupenda producción norteamericana de 1984 protagonizada por Meryl Streep y Robert De Niro, un libre “remake” del clásico indiscutible del género romántico BREVE ENCUENTRO. De nuevo qué poco originales son quienes se encargan de poner títulos en España, esto en inglés es AT MIDDLETON.

Por supuesto, en todo momento flota en el ambiente el espíritu del mítico trabajo filmado por  David Lean en 1945, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, este se puede considerar otra de las  innumerables variantes a las que ha dado lugar en estos 70 años, aunque  denotando estilo y personalidad propia.  La sublime LOS PUENTES DE MADISON bebió también en esa fuente.

Me parece que si esta nueva puesta al día estuviera firmada por mis venerados Richard Linklater (trilogía BEFORE…, BOYHOOD) o Woody Allen, en vez de por el “desconocido” Adam Rodgers, a lo mejor se le prestaba mucha más atención que la obtenida. O igual estoy equivocado. En cualquier caso, ello no invalida la destreza con la que su director lleva a cabo casi una pieza de cámara que apela al tono de cierto cine francés, en el que este tipo de historias suelen ser complicadas y tener finales infelices. El homenaje a LOS PARAGUAS DE CHERBURGO así lo corrobora.

Pero lo que verdaderamente importa, a mí al menos, es que va enganchando poco a poco, a base de cocción pausada. Y los roles de sus protagonistas se van paulatinamente intercambiando, la extravagancia y payasadas de ella van derivando en melancolía y la rigidez de él en plenitud efímera y alegría de vivir. La futilidad se acaba imponiendo en su tono más melancólico, añorante y sentido.

Hasta los hijos evolucionan a lo largo de ese día en el que van a ir determinando sus preferencias por elegir el centro universitario de estudios inicialmente elegido (por ella o por su padre en el caso del chico), pues en él se acaba imponiendo cierta sensatez (el contacto con un veterano Peter Riegert, émulo del mítico Wolfman Jack, le hará reconsiderar posturas), a ella le acaba pudiendo  más su obsesión que su verdadera ambición, como le sugiere un reputado lingüista, encarnado por un también veterano y entrañable Tom Skerritt. También le sugiere algo importante, “la verdadera comunicación es la comprensión del lenguaje de lo que no se está diciendo”.

Esa estupenda actriz y mujer que es Vera Farmiga, la misma que volteara a George Clooney en UP IN THE AIR, comparte pantalla y protagonismo con un casi irreconocible y fondón Andy García, reviviendo esplendores pasados cuando fuera aquél hombre que amó incondicionalmente a una mujer con la piel de Meg Ryan y luciendo un “look” a lo Dustin Hoffman de  RAIN MAN. De hecho, hay planos de perfil en los que parece una reedición física del pequeño gran hombre.

La pareja de jovencitos apuntan buenas maneras. Aparte de mostrar físicos muy atractivos, se desenvuelven con mucho aplomo. A título anecdótico, informarles que la chica es la hermana pequeña de la propia Farmiga, Taissa. Se llevan 21 años de diferencia.

Contiene muy buenos y plácidos momentos, arropados por una fotografía verdaderamente buena, luminosa y refulgente, pero me quedaría con uno, la clase de teatro en la que se ponen al descubierto los verdaderos sentimientos de la (no) pareja.

Resulta cálida, confortable, meritoriamente sencilla, ligera como la brisa que corre en algunos de sus pasajes, muy reconfortante pese a la carga de desencanto que esconde en su interior. Qué pena que películas tan encantadoras como ésta (o la diametralmente opuesta de registro CALVARY) pasen desapercibidas en  la cartelera y sandeces de la magnitud de 50 SOMBRAS DE GREY convoquen la atención de las masas. Esto es lo que hay.

 

José Luis Vázquez