Director: Michael Cuesta
Intérpretes: Jeremy Renner, Mary Elizabeth Winstead, Ray Liotta, Michael Sheen, Barry Pepper, Andy Garcia, Rosemarie DeWitt, Richard Schiff, Tim Blake Nelson, Oliver Platt, Paz Vega, Michael Kenneth Williams
Sinopsis: Basada en la historia real del periodista estadounidense Gary Webb, que puso en evidencia las conexiones de la CIA con el mundo de la droga y demostró que los barrios negros del país fueron inundados de crack en medio de un narcotráfico destinado a abastecer de dinero y armas a la CIA.
Tal vez la pulcritud, el rigor, la meticulosidad con que ha sido concebido este último exponente del “thriller conspiparanoico”, sumergido en el más revelador de los realismos, sea una característica que pueda disuadir a muchos.
Otro aspecto que bien pudiera resultar una merma, es el de no haber indagado aún más en la pura investigación y haberse centrado, sobre todo en el último tramo, en la personalidad del protagonista, un currante periodista de la localidad californiana de San José que da con una información explosiva, la implicación del gobierno Reagan a través de la CIA en la compra y distribución de droga en su propio país para financiar movimientos contra revolucionarios en Centroamérica, en Nicaragua preferentemente.
Esta premisa y hasta su resolución narrativa, nos trae claros ecos de cierto cine setentero especializado en estos asuntos, con TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE A LA CABEZA. Pero por ahí están presentes también LOS TRES DÍAS DEL CÓNDOR o LA CONVERSACIÓN, todos títulos mayores de este subgénero.
De nuevo nos son mostradas las luces y sombras del mundo periodístico, aunque aquí las sombras predominan más de lo que suele ser habitual, al presentarnos como los grandes medios y como los propios jefes del esclarecedor, se alían con el poder, o sencillamente, aíslan al compañero molesto, incómodo y cojonero. Así de cruel es la vida tantas veces.
Pero creo que lo que emerge finalmente es la figura de Gary Webb y eso es lo importante. Al menos saber que todavía hay personas ahí fuera que luchan por la búsqueda de la verdad y no agachan la testuz, aunque ello les cueste su felicidad personal, laboral y hasta la vida, como en este caso. Unos años después de esta investigación aparecería su cadáver con dos tiros en la cabeza. La inevitablemente cuestionable versión policial sería la de suicidio. Esto último no aparece en la película, es un anexo que me parecía interesante añadir y que en nada les desbarata la trama.
Lo que introduce, lo que le confiere su director, Michael Cuesta, responsable de la magnífica serie HOMELAND, es una textura y un brío muy de comienzo de este milenio. Y esto aparte de lógicamente comprensible, me parece un acierto.
Se apoya en otro factor determinante, en la vigorosa interpretación de Jeremy Renner, el mismo que sufría la adicción a la guerra como desactivador de artefactos explosivos en la formidable EN TIERRA HOSTIL. Renner está madurando a pasos agigantados y logra no solo una interpretación convincente, sino repleta de un considerable vigor.
Todo ello, contribuye a mejorar considerablemente la calidad de otro respetable capítulo a la hora de agitar conciencias y en la búsqueda de los hechos tal como son y sin ocultaciones. Como dice lúcidamente Michael Sheen en un momento dado: “Algunas historias son demasiado reales para contarlas”.
José Luis Vázquez