sábado, 26 de abril

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Estreno en Royal City

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Orígenes ()

Director: Mike Cahill

Intérpretes: Michael Pitt, Brit Marling, Astrid Bergès-Frisbey, Steven Yeun, Archie Panjabi, Kashish, Cara Seymour, William Mapother, Venida Evans, Ako, Dorien Makhloghi, Charles W. Gray, John Schiumo, Farasha Baylock, Christopher Santamaria, Sebastian Santamaria, Rhonda Ayers, Crystal Anne Dickinson, Venida Evans

Sinopsis: Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, conoce a una misteriosa mujer cuyo iris es multicolor. Años después, su investigación lo lleva a hacer un descubrimiento asombroso, que podría cambiar la forma en que percibimos nuestra existencia.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Es sumamente fácil dejarse envolver, arrullar por las bellas imágenes que nos propone este viaje al interior del ojo humano, de nosotros mismos. Dotada de un permanente halo misterioso y de una simpática filosofía “New Age”, el estadounidense Mike Cahill, en su segundo trabajo tras su prometedor, pero no redondeado debut con OTRA TIERRA, vuelve a escarbar en el interior de nuestra especie, en este caso en vez del espacio a través del tiempo y de la mirada. Esa misma por la cual contemplamos de una manera u otra a la mujer de nuestra vida, a la que realmente nos atrapa o subyuga, como le sucede al biólogo molecular que transita esta historia.

En ambos títulos, la tragedia –impresionante momento por el pudor y el horror a la vez con el que es filmado, nada más puedo desvelar para no chafarles nada- en un momento dado vuelve a erigirse como factor desencadenante en la vida del protagonista, lo que provocará la sacudida de sus (no) creencias.

De nuevo el debate entre evolucionistas y creacionistas vuelve a ser puesto en el tapete, en el fondo como excusa para contarnos una historia de amor loca, apasionada. Y no se trata de decantarse exactamente por un pensamiento u otro, aunque al final se acabe decantando por una de las opciones, sino proponer una dialéctica de dualidades, algo que parece ser una constante en el universo Cahill pese a lo exiguo todavía de su filmografía.

Un universo en el que vuelve a tener cabida la guionista y preciosa actriz Brit Marling (THE EAST), aquí tan solo presente en la segunda faceta, como la opuesta o azarosa prolongación de la más desbordante pasión de un Michael Pitt que vuelve a mostrar hechuras de buen actor, aquí en un registro contenido y poco dado a numeritos.

La pasión en cuestión, el motivo del tambaleo de agnosticismos y creencias de Ian Gray, es una actriz de origen español con presencia, enigmática belleza y fotogenia, Astrid Bergès-Frisbey. Una joven profesional que no tenía fichada (y eso que había salido episódicamente en una entrega de PIRATAS DEL CARIBE firmada por Rob Marshall) y que apunta maneras. Esa Sophie que encarna cree en los ojos como prueba del Creador.

Ellos tres conforman la raíz humana de este místico ejercicio que va un tanto a contracorriente pero que desprende un considerable encanto y una apreciable exquisitez formal, pese a que en algún momento asome cierta petulancia, propia de cierto cine independiente que a veces parece sentirse necesitado de  remarcar su vitola o procedencia.

Se contempla con mucho agrado, es cine purificador que va más allá respecto a una determinada concepción del mundo, algo que la hace especialmente simpática en estos tiempos tan descreídos, y cuyo distintivo bien podría ser ese iris de simbología o dibujo tan infinito como el propio universo.

José Luis Vázquez