Director: Michael Powell
Intérpretes: Karl Heinz Böhm, Moira Shearer, Anna Massey, Maxine Audley, Esmond Knight, Michael Goodlife, Shirley Anne Field, Barlett Mullins, Jack Watson, Nigel Davenport, Pamela Green
Sinopsis: Böhm interpreta a psicópata que fotografía a sus víctimas mientras mueren; es un hombre profundamente perturbado, cuyo desequilibrio hunde sus raíces en la infancia. Su padre, un científico obsesionado por estudiar las reacciones infantiles ante el miedo, destrozó su psique y lo convirtió en un adulto acomplejado y afectado por una demencia demoníaca. El personaje necesita registrar en imágenes el terror que sienten sus víctimas antes de morir. Por eso ejerce la profesión de fotógrafo, para encubrir sus intenciones y poder satisfacer sus morbosos impulsos sin levantar sospechas.
Empeño personalísimo de su director en solitario, ya sin su colaborador habitual Emeric Pressburger, el maestro de maestros inglés Michael Powell, este magistral exponente del horror en su estado más puro y humano, acabaría constituyendo a la vez su obra póstuma, testamentaria... aunque firmara algún título más en condiciones precarias. Y no pudo hacer un mutis por el foro, una despedida mejor y más cinematográfica en su sentido más genuino.
Martin Scorsese se ha referido a esta “master piece” de manera casi inmejorable. Mejor que hablen sus propias palabras: “Siempre he creído que PEEPING TOM y 8 ½ dicen todo lo que puede ser dicho sobre el arte de hacer películas, sobre el proceso de llevarlas a cabo, la objetividad y la subjetividad y la confusión entre las dos. 8 ½ captura el lujo y el disfrute de hacer cine, mientras que PEEPING TOM muestra la agresión que hay en ello, cómo la cámara infringe una violación. Viéndolas puedes descubrir todo sobre las personas que hacen cine, o al menos, cómo esas personas se expresan a sí mismas a través de las películas”. Tan sólo me resta indicar amén.
A través del protagonista, ese apocado y solitario Mark Lewis, Powell elabora un retorcido tratado sobre su profesión. Y pese a que mantiene todas las características del psycho-killer en su estado casi fundacional, no tiene reparo alguno en mostrarnos ya desde el principio la identidad del asesino. Porque lo que parece importarle más es un estudio de caracteres, traumas infantiles y otras influencias que marcarán su personalidad, pero sobre todo, una reflexión sobre el propio Séptimo Arte y sobre el miedo.
Bien se podría afirmar, que junto a otras dos perfectas propuestas del mago del suspense, LA VENTANA INDISCRETA y PSICOSIS constituyen la trilogía por excelencia del voyeurismo en una pantalla, aunque ésta no se queda en la “mera” intriga criminal como la primera, sino que comparte con la segunda esa característica de tragedia encubierta tras la más salvaje de las brutalidades… sin caer jamás en el gore ni la autocomplacencia.
A través de esos fundidos en negros está perfectamente descrita la impotente personalidad de ese fotógrafo macabro que encuentra su némesis como bien ha sido apuntado por más de un cinéfilo, en una paradójicamente mujer ciega.
El rostro del pánico, del miedo, del horror, pocas veces ha estado mejor filmado en su estado más culminante. Ese trípode/estilete y hasta algo más, si queremos entrar en explicaciones más psicoanalíticas, acaba erigiéndose en un punto morboso y de lo más perturbador. Como el propio punto de vista de un traumatizado Mark.
Y es que nada está deshilachado ni dejado al albur, todo es prácticamente perfecto en EL FOTÓGRAFO DEL PÁNICO, PEEPING TOM, su título original y por el que es conocida hasta en España. Su traducción, MIRÓN, es una declaración de intenciones.
Acompañando al alemán Karl Heinz Bohm, que da perfectamente el tipo y la instantánea, vuelve a colaborar con el cineasta Moira Shearer, inolvidable protagonista de una de sus máximas delicatessen , otra de sus varias obras cumbres, LAS ZAPATILLAS ROJAS.
Poniéndole marco y textura, está ese colorido refulgente marca de Powell, aquí nuevamente estilizado y llevado a su máxima expresión. Podrían recordar igualmente el expuesto en otros formidables trabajos suyos como EL LADRÓN DE BAGDAD, NARCISO NEGRO o la citada de las ZAPATILLAS.
Una verdadera gozada para los cinéfilos, para los amantes de las sensaciones fuertes, del morbo en su quintaesencia más feroz y sugerente a la vez, de la más desasosegadora y febril manifestación artística.
José Luis Vázquez