Director: Michael R. Roskam
Intérpretes: Tom Hardy, Noomi Rapace, James Gandolfini, Michael Esper, Lauren Susan, Erin Darke, Morgan Spector, Chris Sullivan, Michael Aronov, Matthias Schoenaerts, Alex Ziwak, Danny McCarthy, John Ortiz, Elizabeth Rodriguez, James Frecheville
Sinopsis: En Brooklyn, un solitario camarero rescata a un cachorro de un cubo de basura. Sus problemas empiezan cuando aparece el dueño del animal, que es un hombre con problemas mentales y que, además, está involucrado en una conspiración criminal que se planea en el bar en el que trabaja el camarero.
Rememorando una estimable película de Noah Baumbach, bien se podría titular esta fabulilla gangsteril, sórdida y amable indistintamente, como UNA HISTORIA DE BROOKLYN. Aunque en su génesis el argumento del que parte, un relato corto titulado ANIMAL RESCUE, transcurre en Boston.
El caso es que el debut como guionista del gran escritor estadounidense de literatura negra Dennis Lehane, se salda con muy buena nota. El paridor de magníficas historias convertidas en sensacionales películas como ADIÓS PEQUEÑA ADIÓS, MYSTIC RIVER o SHUTTER ISLAND tiene motivos para sentirse satisfecho con lo conseguido. Destila embriagador aroma y hondura dramática. Afortunadamente, alejándose en todo momento del ruido, la parafernalia y las estridencias tecnológicas de algunos exponentes contemporáneos.
Y es que su guión, recientísima y justamente galardonado en San Sebastián rezuma mucho talento y precisión. Utilizando recursos que van de la voz en off al soliloquio, ayudado por una dirección eficaz del belga (también debutante en Hollywood) Michael R. Roskam, confecciona un retrato de personajes singular y penetrante en su peculiaridad. Y de fondo, como es norma en las mejores negruras del género, muestra una sociedad amoral, descolocada, subterráneamente violenta, un tanto sonada y maltrecha.
Tan maltrecha como ese cachorro de pitbull o esos humanos ya creciditos, que son descritos mediante un estilo escueto, cortante, seco como un chutazo de whisky scotch. Teniendo presente influencias tan positivas como los “thrillers” setenteros de Sidney Lumet y Martin Scorsese. Mostrando las amplias rendijas, los costurones emocionales que van paso a paso deshilachándose, buscando como refugio provisional un afecto encarecedor por momentos.
Como ese Bob encarnado con parsimonia encomiable y cachazudamente por un formidable Tom Hardy, que va desplegando poco a poco su verdadera faz, sin detrimento de sus rasgos más positivos en esa búsqueda no proclamada ni subrayada de algo de calor. Todo un anti héroe y un individuo cien por cien suburbial.
James Gandolfini en su definitiva despedida del cine, muestra brotes a ratos del personaje que le otorgara fama y merecido reconocimiento, Tony Soprano. Su tío Marv es un tipo lo suficientemente detestable y simpático para ganar adhesiones. Y Noomi Rapace como Nadia, nombre al que si le restamos una vocal quedaría como Nada, adorna de la suficiente fragilidad y vulnerabilidad a esa mujer devastada por asuntos del corazón.
El tono sobrio que se gasta tal vez sea un inconveniente para estos tiempos acelerados en tantos aspectos. Puede que estemos olvidando poco a poco la oportunidad de paladear una historia que se va cociendo a fuego lento, advirtiendo con calma chicha la evolución de las criaturas que la pueblan.
Una pieza considerable del noir minimalista, compuesta por pequeños detalles y situaciones resueltas con potente expresividad y de las que acaban calando sin hacer excesivo ruido. Un tipo de cine puede que no muy de moda actualmente, aunque siempre he pensado que lo que es verdaderamente bueno carece de fecha de caducidad.
José Luis Vázquez