miercoles, 16 de julio

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Estreno en Royal City

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Jersey Boys ()

Director: Clint Eastwood

Intérpretes: John Lloyd Young, Vincent Piazza, Erich Bergen, Michael Lomenda, Christopher Walken, Jeremy Luke, Joey Russo, Freya Tingley, Sean Whalen, Francesca Eastwood, Kathrine Narducci, James Madio

Sinopsis: Se centra en la carrera de Frankie Valli, el líder de la banda 'Four Seasons', cuyos éxitos más sonados fueron 'Big Girls Don't Cry', 'Grease' o 'Can't take my eyes off you'. La vida de Valli estuvo llena de polémica y mantuvo siempre una relación fluida con la mafia, hecho que acabaría por pasarle factura.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Una de las cosas que más me gustan de mi idolatrado Clint Eastwood y de tantos otros grandes cineastas norteamericanos de cualquier época es la capacidad, como impolutos y vocacionales narradores que son, de despistar al personal, sobre todo a los de mi gremio, cambiando las veces que sean necesarias de registro y no encorsetándose en esas permanentes referencias intelectualoides que parecen necesitar algunos. Dada la afección existente en Europa hacia la autoría y a ese mundo propio que parece tienen que repetir película tras película los popes de la dirección, cada vez agradezco más los alejamientos de etiquetajes de los grandes de la industria hollywoodiense. Ahí está también el caso de Spielberg sin ir más lejos. Y de tantísimos más, la mayoría.

Entre sus cientos de virtudes, una de las que para mí resulta más reconstituyente, es la pasmosa facilidad con la que cambia de géneros, pasando del thriller a la epopeya espacial, del western al fantástico, del policíaco al “biopic” musical, como es el caso.

Dejado claro esto, por supuesto que eso no está reñido con que también repita constantes argumentales, lo que pasa es que no necesita recurrir a hace alardes ni ostentación alguna de nada de ello. Compositor de siete de sus trabajos como director, cantante en LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE, ésta no es de hecho su primera biografía canora. Recuerden dos maravillas, EL AVENTURERO DE MEDIANOCHE ambientada en el mundo del country o la estremecedora BIRD en el del para él especialmente amado del jazz.

Adaptación de un gran éxito de Broadway, JERSEY BOYS no es un musical en el sentido más puro o estricto, tan solo su brillante apoteosis final podría ser considerada como tal. Más bien constituye un “cantable” o un melodrama con canciones. Da igual, pues toque lo que toque, Eastwood desde la modestia y el clasicismo más elegante acaba llevando cualquier asunto a su terreno con esa manera de rodar marca de la casa tan precisa, eficaz y contundente.

Podrán también notar que hay líneas argumentales que se repiten respecto a algunas de sus obras anteriores, como las desafecciones familiares o las complicadas relaciones paterno-filiales, algo en lo que no acaba de profundizar, pero que tampoco necesita hacerlo demasiado porque lo que otros tendrían que emplear horas de metraje, y él en dos brochazos de cámara lo explica perfectamente.

Y es que el genial californiano es capaz de sintetizar y estilizar los mayores conflictos dramáticos, como aquí vuelve a suceder, por ejemplo cuando aborda la relación de ese padre ausente con esa hija carente de su presencia y afecto. O al encarar los estragos causados por la fama.

La citada es una de las subtramas de una película que se centra preferentemente en el ascenso, esplendor y caída del mítico grupo estadounidense de los 50/60 The Four Seasons y de su posteriormente, vocalista en solitario Frankie Valli, aquél que hacía una impagable aparición en otro mito de estas cuestiones rockandrolleras y cincuenteras, GREASE (BRILLANTINA).

El caso es que considero que Eastwood sale de sobra airoso a la hora de capturar la pintura, el color de una época y los no por tópicos menos eficientes desencuentros entre los contrapuestos miembros que componen el cuarteto. En sus iniciales camaraderías y posteriores comportamientos erráticos, en sus piques y egocentrismos. Situaciones trilladas pero expuestas con un toque de sobriedad de lo más estimulante.

Algunas recreaciones o escenificaciones de sus principales hitos, como ese SHERRY que interpretan en la televisión, o la imprescindible CAN´T TAKES MY EYES OFF YOU están filmadas con enorme solvencia y sin alardes innecesarios, de acuerdo con el tono general expuesto.

La trigésima cuarta película del cineasta puede que cuente con la incomprensión o el rechazo de muchos, habrá quien considere que quienes la defendemos lo hacemos de manera ciega o “hooliganesca”, pero lo que tengo claro es que sin poseer la definitiva grandeza de tantos otros memorables trabajos suyos, despliega atrevimiento, cierto riesgo en explorar nuevos territorios, estilo y talento de sobra. Algo que viniendo de un señor de 84 años me parece aún admirable.

Resulta además muy inteligente la utilización que hace de los actores dirigiéndose a la cámara porque van marcando los diferentes puntos de vista de sus protagonistas, protagonistas entre los que hay que destacar a una joven promesa que muestra una gran soltura, Vincent Piazza, en la película el gran amigo de Valli, Tommy De vito. No pierdan tampoco ripio de la guasona composición de Christopher Walken como típico mafioso italo-americano.

Una obra “menor” de Eastwoood como esta equivale a la suprema de tantísimos otros. Esto es lo que me vuelve a suceder con su último trabajo, a falta de que se estrene la esperadísima AMERICAN SNIPER, que dentro de no ser redonda vuelve a ofrecer una considerable calidad. Eso sí, en lo que coincidimos casi todos, es que sus maquilladores no se curran adecuadamente las prótesis de envejecimiento, tal como sucediera en J. EDGAR. Parecen extraídas de algún teatrillo de calle. No me resulta, en cualquier caso, motivo suficiente para rebajar otros tantos méritos acumulados. 

José Luis Vázquez