miercoles, 14 de mayo

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Estreno en Royal City

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Una noche en Casablanca ()

Director: Archie Mayo

Intérpretes: The Marx Brothers (spanish: Los Hermanos Marx), Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Sig Ruman, Lisette Verea, Charles Drake, Lois Collier, Dan Seymour

Sinopsis: La acción se sitúa en Casablanca, poco después de la Segunda Guerra Mundial. El gerente del Gran Hotel ha muerto en extrañas circunstancias. Para ocupar la vacante que deja, es contratado Ronald Kornblow, que abandona de inmediato la posada que dirige en un oasis. Tras su llegada Ronald entra en contacto con Corbaccio, un extraño sujeto que se dedica a estafar turistas a través de su Compañía de Camellos Amarillos.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

En contra de lo que especialistas y varias plumas expertas y enciclopedistas han señalado en alguna ocasión, considero UNA NOCHE EN CASABLANCA (A NIGHT IN CASABLANCA) una de las grandes apariciones cinematográficas de los Hermanos Marx. No al sublime nivel de UNA NOCHE EN LA ÓPERA, PISTOLEROS DE AGUA DULCE, UN DÍA EN LAS CARRERAS, SOPA DE GANSO o  UNA TARDE EN EL CIRCO de acuerdo, entre otras cuestiones porque carece de su genio y locura integral, pero sí de gran valía y estima por sí misma.

Y eso que una vez más, los gerifaltes de uno de los grandes estudios, de United Artists y de Warner por oposición, tratarían de rebajar el poder anárquico y demoledor de estos comediantes únicos, irrepetibles y que rompieron con todos los moldes establecidos hasta ese momento.

Aquí el principal motivo de burla, chanza, sátira y parodia por parte del acertado y divertido guión de Joseph Fields y Roland Kibbee sería el de la mítica producción CASABLANCA, o más bien debido a esos encontronazos con los mencionados mandamases, a ese tipo de cine exótico y de aliados. Por sus calles y hoteles de maravilloso cartón piedra de estudio, hacen y deshacen a sus anchas Groucho, Harpo y Chico. No volverían jamás a hacerlo formando trío, pues ya en su siguiente trabajo, el más bien discreto AMOR EN CONSERVA, cada uno iría por libre, tirando por su cuenta.

Pero bueno, conformémonos porque todavía pudieran mostrarnos en este canto de cisne, tras haber estado cinco años ausentes de los platós debido a problemas con el juego de Chico, algunas de sus habilidades y su genial sentido del humor. Algunos momentos, como aquél de Harpo sujetando una pared y el consiguiente desenlace, podrían figurar perfectamente entre los más antológicos del trío, así como la persecución de la persecución del avión mediante un camión, el movimiento de mesas en la sala de baile o todo el alusivo a la demencial preparación del equipaje.

Desde luego lo que no baja en modo alguno el listón, son los chistes y réplicas de Groucho, tan mortíferas como siempre. Aquí hace unas cuantas a propósito de mujeres (jamás falta tal vez el que constituya el motivo principal de sus dardos), condes y platos soperos, champán o chóferes.

Tan solo dos números musicales de los Brothers salpican esta vez su metraje, uno habitual de Chico al piano y otro estupendo y no menos habitual de Harpo tocando el arpa como un ángel.

Cierto que su director, el buen profesional Archie L. Mayo (LAS AVENTURAS DE MARCO POLO, SVENGALI, EL BOSQUE PETRIFICADO, BARRERAS INFRANQUEABLES), no llega al genio y talento de sus antecesores, véase Leo McCarey, Sam Wood o Norman Z. McLeod, es mucho menos creativo en las resoluciones formales, pero se pone con empeño y esmero al servicio de estos ases de las risas más desencaja mandíbulas. Le cuesta arrancar un poco, pero tras los diez primeros minutos, todo marcha como ruedas.

Entre los característicos la entrañable y significativa aparición de uno de los grandes, el “lubitschiano” Sig Ruman, actor de origen alemán, y ya que el asunto va también de nazis que buscan tesoros olvidados en la ciudad norteafricana, recordar su aparición en TO BE OR NOT TO BE (SER O NO SER), como el inolvidable Coronel Ehrhardt.

Vale, no fue de las más populares, eso sí sería un hecho contrastable, pero el entretenimiento y la comicidad que proporcionan hoy en día, la convierten en una pequeña gema del humor.

 

José Luis Vázquez