domingo, 11 de mayo

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Estreno en Royal City

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La gran estafa americana ()

Director: David O. Russell

Intérpretes: Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C.K., Michael Peña, Jack Huston, Alessandro Nivola, Shea Whigham, Paul Herman, Elisabeth Röhm, Saïd Taghmaoui, Adrián Martínez, Robert De Niro

Sinopsis: Thriller político ambientado en los años 70 sobre un agente del FBI que investiga un caso en el que aparecen implicados algunos miembros del Congreso. El brillante estafador Irving Rosenfeld (Christian Bale) y su socia y amante, la seductora Sydney Prosser (Amy Adams) tienen que trabajar para el impetuoso agente del FBI Richie DiMaso (Bradley Cooper), que los obliga a infiltrarse en el peligroso mundo de los corredores de bolsa de Jersey.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Voy  a dejar claras de entrada un par de cosas. El cineasta neoyorquino David O. Russell, responsable de producciones tan respetables o excelentes como TRES REYES, THE FIGHTER o EL LADO BUENO DE LAS COSAS (su mejor trabajo hasta la fecha), es mucho mejor dirigiendo actores que haciendo puestas en escena, con ser estas elogiables.

La segunda, es que sin tocar exactamente el mismo argumento, pero teniendo puntos en común, pues el tema principal de la codicia flota en el ambiente en ambas, no supera al electrizante trabajo de Martin Scorsese EL LOBO DE WALL STREET.

Dicho lo cual, ni la elevo a los altares como han hecho algunos, ni la ninguneo en modo alguno como otros. Es cine bueno, de calidad, en el que  ecos de EL GOLPE flotan en el ambiente, aunque su argumento parta de un hecho verídico acontecido en New Jersey en 1978.

El asunto en cuestión gira en torno a la operación Abscam, en la que se vio implicado un timador del Bronx, Irving Rosenfeld y una red de corrupción en la que estaban implicados senadores y congresistas.

Pero deduzco que a Russell no le ha apasionado tanto esta trama, que está expuesta de manera espesa y un tanto confusa, como sus personajes, su cuarteto principal.

Curiosamente con el aquí irreconocible Christian Bale y Amy Adams ya había trabajado en THE FIGHTER y con Jennifer Lawrence y Bradley Cooper lo haría el año pasado en esa estupenda historia de amor disfuncional titulada EL LADO BUENO DE LAS COSAS.

Queda muy patente que el tejemaneje que se trae con ellos, incluyendo un destacado desfile de secundarios encabezado por Robert De Niro (¿otro guiño al maestro Scorsese?) es en donde verdaderamente se luce y afila sus mejores armas. En sus cuitas sentimentales, en sus enrevesadas relaciones, en ese juego de apariencias tan recurrente en su autor. “La gente cree lo que quiere creer” espeta significativamente Bale.

Y si Adams comienza pisando fuerte, la siempre espléndida y rutilante  Lawrence demuestra ser una corredora de fondo magnífica. Además, sus escotes, sobre todo los de la primera, resultan de puro vértigo. Respecto  a las transformaciones físicas de Bale, comienzan ya a ser costumbre.

En cuanto a contenido, se pueden percibir interesantes apuntes o ideas que no suponen novedad alguna, pero que vienen a sumar atractivos: de nuevo el sueño americano tornándose en cefalea, Estados Unidos como escaparate del timo o ese auto engaño en el que a veces se instalan sus ciudadanos.

Hubiera sido de desear que ello hubiera sido expuesto con un poco más de nervio, pero a cambio exhibe audacia, seducción, enganchón (la secuencia del baño entre las dos mujeres es un buen ejemplo) y cierto atrevimiento.

Por supuesto, me encantan esos peinados cabriolescos e imposibles  setenteros, cardados y bisoñés incluidos, me resulta atractivo ese academicismo de autor con el que está resuelta y, por supuesto, esa banda sonora de puro frenesí, plagada de temas enseñas de la década que van desde el DELILAH de Tom Jones hasta el I FEEL LOVE de Donna Summer (la música disco vivía su esplendor), pasando por el jamesbondiano LIVE AND LET DIE de Wings o HOW CAN YOU MEND  A BROKEN HEART de Bee Gees.

Es excéntrica, divertida a ratos, ligera y de lo más saludable, pero no tanto como para merecer este año el Oscar a la mejor película, distinción que debería corresponder a 12 AÑOS DE ESCLAVITUD o  GRAVITY. Con todo, es muy apreciable. 

José Luis Vázquez