viernes, 13 de junio

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Estreno en Royal City

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Tempestad en la cumbre ()

Director: Douglas Sirk

Intérpretes: Claudette Colbert, Ann Blyth, Robert Douglas, Anne Crawford, Philip Friend, Gladys Cooper, Michael Pate, John Abbott, Connie Gilchrist, Gavin Muir, Phyllis Stanley, Norma Varden

Sinopsis: Cuando una reclusa condenada por asesinato es trasladada al lugar de la ejecución, debido a una inundación todos tendrán que refugiarse en un convento. Allí una monja tratará de descubrir al verdadero criminal.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Lluvias torrenciales, tormenta, una condenada a muerte que van a ejecutar inmediatamente, un convento-hospital en el que se ven obligados a refugiarse sus protagonistas, una monja atormentada y sabuesa… por una parte. Por la otra, un director de la genialidad de Douglas Sirk, especialista en crímenes y melodrama, una actriz tan dúctil y maravillosa como Claudette Colbert como la hermana Mary Bonaventure, colegas del prestigio de Robert Douglas, Gladys Cooper como la Madre Superiora o la habitualmente delicada Ann Blyth como la sentenciada en cuestión…  

El resultado no podía sino ser el que es, una rareza inclasificable, una obra maestra de la intriga y el suspense. Curiosamente, una película injustamente desconocida hoy en día. Y proclamo lo de injustamente de una manera especial, porque no me extrañaría nada que al Hitchcock de VÉRTIGO (la secuencia del campanario) o de CRIMEN PERFECTO (el juego de llaves), le hubiera generado unas considerables dosis de inspiración.  

Perteneciente al primer período de la etapa norteamericana de Sirk, esta mixtura de géneros con estética “noir”, muestra la magistral capacidad del cineasta para utilizar el espacio escénico, para describir ambientes (ese adorable retrato de la comunidad religiosa) y para utilizar sabia y elegantemente los encuadres (ese primer encontronazo entre Sor María y la enfermera).  

En todo momento mantiene la intriga y el suspense, hasta desembocar en un clímax memorable de reminiscencias freudianas, al utilizar las escaleras como símbolo de remontada y de superación de traumas.  

También habla de asuntos trascendentes como la fe, no solamente religiosa sino en los demás. Es rica en contenidos sin renunciar a su fin primero, la resolución de esa presunta culpabilidad de Blyth a través de las pesquisas de Colbert.  

Pese a alguna salida puntual, según avanza la historia se va tornando más y más claustrofóbica, algo que contribuye a realzar aún más el drama que viven sus criaturas.  

Emocionante a más no poder, absorbente, consistente y entretenidísima. 

José Luis Vázquez