miercoles, 30 de abril

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Estreno en Royal City

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Mujercitas ()

Director: Greta Gerwig

Intérpretes: Saoirse Ronan, Emma Watson, Timothée Chalamet, Laura Dern, Meryl Streep, Florence Pugh, James Norton, Eliza Scanlen, Louis Garrel, Bob Odenkirk, Chris Cooper, Tracy Letts, Abby Quinn, Sasha Frolova, Jamie Ghazarian, Hadley Robinson, Ken Holmes, David Arthur Sousa, Jayne Houdyshell, Jen Nikolaisen, Domenic Arduino, Tom Kemp, Mikayla S. Campbell, Edward Fletcher, Lilly Englert, Rob Lévesque, Kayla Caulfield, Cassidy Neal, Adam Desautels, Bill Salvatore, Dash Barber, Jason Mulcahy, Tom Stratford, Erin Rose, Lonnie Farmer, Robert Marsella, Bill Mootos, Yefim Somin, Adam Teper, Alexander Davis, Thomas J Berry, Scott Sederquist, Michael Cassata, Dave Maguire, Yair Koas, Brian Tobin

Sinopsis: Amy, Jo, Beth y Meg son cuatro hermanas adolescentes que se embarcan en unas vacaciones con su madre, pero sin su padre, un evangelista itinerante. A medida que atraviesan el estado de Massachusetts, sumido en plena Guerra Civil, descubren el amor y la importancia de los lazos familiares. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

“He tenido muchos problemas, por eso escribo relatos alegres” (Louis May Alcott)

 

Esperaba la nueva versión de MUJERCITAS (o LITTLE WOMEN en el original, una adaptación al español siempre absolutamente ajustada de su título anglosajón) prácticamente con la misma expectación y embeleso con las que los más pequeños suelen esperar a Santa Claus o a los Reyes Magos. En esto, y en otras cosas, no he cambiado el chip peterpaniano pese a mí ya respetable edad. Y que así me dure durante toda mi en buena medida felizmente ajetreada existencia.

Pues no solo no me he sentido defraudado en momento alguno, sino todo lo contrario, renovado en mi querencia inicial –la estupenda novela de Louise May Alcott y diversas y espléndidas adaptaciones cinematográficas- y de lo más jubiloso.

Y no sé si tal vez es un tanto precipitado echar las campanas al vuelo para incluir a su directora, la afinadísima y perceptiva Greta Gerwig entre el nutrido grupo de grandes directores norteamericanos de la actualidad. Pero tanto por su reciente y admirable LADY BIRD como por esta, me ha deslumbrado por la cálida profundidad mostrada y la fluida y reconstituyente ligereza con la que he envuelto sus manufacturas.

MUJERCITAS 2019 es a la par que el citado anterior trabajo, es igualmente resplandeciente, sí, desde luego, pero fundamentalmente es maravillosa, fascinador, emotiva e inteligentísima. Y este último calificativo viene a cuento de cómo abordar de manera empoderada, sin perder el tino y respetando el material literario previo, una empresa de estas características. Reparen hacia el final –entiendan que no pueda ser más explícito- en una secuencia entre el editor y su autora. Es una pirueta, una verdadera filigrana, una cuñita de cosecha propia, con la que Gerwig incluye su plausible punto de vista feminista sin que chirríe el contexto y el tiempo en el que transcurre (Gerwig se posiciona claramente, sin vacilación alguna, “no quería imponer una lente de nuestro siglo a la realidad del siglo XIX”, por otra parte digno de reconocimiento, pues se estaba larvando la reivindicación primera –el sufragismo se inicia en Estados Unidos a finales del XIX-, o si prefiene, el más oficial –no se olvide  a Hypatia y a tantas predecesoras- paso en firme para reclamar los ancestralmente pisoteados derechos de la mujer. Y no me meto en mayores zarandajas históricas por falta de espacio y porque no ha lugar a extenderme más, pues como prólogo y fijación de contexto resulta más que suficiente la explicación dada.

Eso sí, llegado a este punto se impone que recupere algunos extractos de un sustancioso artículo sobre Gerwig publicado hace un par de días en El País en el que se recogen jugosas declaraciones de su autora explicando y defendiendo a su pulida criatura. Una de las frases de cabecera que extraigo, seguramente la más comprensivamente llamativa, es “el feminismo de MUJERCITAS  no es excluyente, todos los hombres y mujeres ganan”. Y así es, en lo que a mí respecta atestiguo y doy fe de ello (aunque ya saben que estas cuestiones pueden llegar a ser como la disparidd de criterios del ser humano, siempre hay cosas objetivas claro). Esta manera de posicionarse ya de por sí me parece un acierto, muchísimo más si viene refrendado por una adecuada manera de expresarlo. Es más, creo que esta propuesta tiene la virtud de agradar por igual a mitómanos, a seguidores de las versiones clásicas y al nuevo tipo de espectadores surgido en estos tiempos y concienciado, que contemplará la historia con nuevas y empoderadas focalizaciones. Es fácil que satisfaga a todos ellos, y eso, no me lo negarán, constituye una virtud nada pía precisamente y sí muy meritoriamente artística, hasta ética y por supuesto familiar.

Y es que la novela de Louise May Alcott, no ha dejado nunca de suponer –y por qué no- una loa a la institución, pese a recoger conceptos siempre delicados sobre feminidad, pureza, piedad o reclusión en la vida doméstica, tiene en cuenta a mujeres que tratan de rebelarse contra los roles impuestos o alterarlos de manera serenamente sutil.

Sus protagonistas son feministas, vuelvo a las palabras de la directora, porque “son mujeres completas, y no clichés ni objetos”. Y no deja de suponer, algo no solo legítimo sino de lo más plausible, un catálogo de cuatro modelos de feminidad diferentes, un muestrario de lo más revelador, como lo podrían ser sus equivalentes masculinos. De hecho, la propia escritora firmaría su réplica, la correspondiente HOMBRECITOS, no tan acertada como su referencial modelo. Para ser preciso, retoma personajes de MUJERCITAS y es considerada por algunos el segundo libro de una trilogía no oficial que vendría a completar LOS MUCHACHOS DE JO.

No se olvide, o téngase en cuenta que Jo (sensacional de nuevo Saoirse Ronan, hay que ver en qué pedazo de actriz se ha ido convirtiendo esta chica neoyorquina de ascendente irlandés, al igual que sus fraternales correligionarias y desconocidas, Emma Watson aparte, que igualmente demuestran un desparpajo y un talento insultante, especialmente Florence Pugh, futura Viuda Negra, casi una sosias o réplica de una Kate Winslet juvenil, encarnando a la más aparentemente frívola de las hermanas –Amy- y a la que justicieramente se le concede en esta ocasión la relevancia de la que siempre se debería haber hecho merecedora, algo que además ella apuntala con su actuación, cogiendo brillantísimamente el relevo de antecesoras tan ilustres como Joan Bennett, Elizabeth Taylor y Kirsten Dunst) tal vez sea el modelo pre femenino que haya inspirado a personalidades destacadas, desde Simone de Beauvoir hasta Patti Smith. Ahí es nada.

Agradezco además que los retratos masculinos no sean meros monigotes o caricaturas y que acompañen con entidad propia a las mujeres. Demuestra un equilibrio y una mesura digna de todo reconocimiento.

Otro aspecto a tener en cuenta es que se aparta de sus predecesoras, para muy bien todo hay que decirlo, en lo que al relato lineal de la historia se refiere, utilizando de manera virtuosa los saltos temporales, esos “flash backs” que complementan y enriquecen las peripecias de las adorables hermanas March, cada una con su propio y muy definido estilo.

Incluso Gerwig se atreve a tildar su obra de película cubista, entendiendo el término o concepto como “observar algo desde distintos ángulos al mismo tiempo”. Otro acierto. Todos lo son contemplando esta primorosa producción, en la que tanto la recreación de época como esa exquisita –otra más- banda sonora de Alexandre Desplat contribuyen con su granazo de arena a un conjunto de lo más armónico, placentero, exquisito, lúcido y conmovedor, capaz de sortear todo lo sorteable como he intentado dejar reseñado con algunos ejemplos.

Si me habrá gustado que definitivamente lo sitúo como el mejor tercer estreno que he visto éste a punto de extinguirse 2019, tras JOKER y EL IRLANDÉS y justo antes –o a la par todos, pues esto de los gustos al fin y al cabo no se trata de carreras de caballos- de MULA, GREEN BOOK, VENGADORES: ENDGAME, LE MANS´66, VENGANZA BAJO CERO, DÍA DE LLUVIA EN NUEVA YORK y DOCTOR SUEÑO. Sí, señoras y señores, todos norteamericanos, por ese el cine de esa latitud ha sido, sigue y seguro lo seguirá siendo el cine referencial para mí, el de mi alma, corazón y vida que decía el divino bolero de los irremplazables Panchos. Qué le vamos a hacer, es un defecto como cualquier otro. Pero, indistintamente de que no compartan tal contundente aseveración, les ruego que no pierdan tiempo en debates estériles (pues este jamás daré mi brazo a torcer por todo lo acumulado en mis pupilas e interior) y pasen por la sala a ver esta pieza que seguro contribuye a que todos podamos ser mejores sin por ello tener que dar la brasa ni dogmas ni pamplinas más de las necesarias. Como debe ser. Sencillamente, por la propia fuerza de la razón y de lo bien hecho, pues esta es su principal tarjeta de presentación. Una delicia, vamos.

José Luis Vázquez