domingo, 15 de junio

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Estreno en Royal City

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Runner, runner ()

Director: Brad Furman

Intérpretes: Ben Affleck, Justin Timberlake, Gemma Arterton, Anthony Mackie, Sam Palladio, David Costabile, Oliver Cooper, Ben Schwartz, Laurence Mason, Dayo Okeniyi, Yul Vazquez, Louis Lombardi, Diana Laura, Carlos Sanz, Sam Upton, Bob Gunton

Sinopsis: Richie Furst (Justin Timberlake) es un estudiante de la Universidad de Princeton que pierde el dinero que necesitaba para su matrícula al apostarlo en un juego de póker online. Cuando descubre que el sitio web está alojado en una isla remota, va a enfrentar a su dueño, el millonario Ivan Block (Ben Affleck), pero termina convirtiéndose en su discípulo y mano derecha. La relación entre ambos alcanza el punto de ebullición mientras un agente del FBI (Anthony Mackie) intenta utilizar a Furst para detener a Block

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

No me acuerdo en este momento que me pongo ante el teclado, a quien leí refiriéndose a este endeble, pero no del todo desdeñable, producto hollywoodiense de estafa, casinos por redes internautas y acción, un calificativo que le cuadra como anillo al dedo: perezoso.

Perezosamente transcurre su confuso argumento de juego, y pereza es la que me entra al tener que escribir sobre esto, aunque todavía quede el relativo consuelo de que confluyan en la cartelera cosas peores.  

Protagoniza el sosito Justin Timberlake, muchacho al que todavía no acabo de cogerle el aire, un aprendiz de mafioso modernete –vamos el de toda la vida pero convenientemente reciclado- al que le entra cierto problema de conciencia ¿o será de orgullo? y la emprenderá contra su jefe. Muy sobado pues su argumento y las claves del mismo. Poco lugar, más bien ninguno, para la sorpresa.

Y salen otros dos actores que a cada papel que acumulan tienen que ganarse un prestigio que no acaba de llegar. Ben Affleck, extraordinario director, y hasta guionista (ganó un Oscar con su amigo Matt Damon por el libreto de EL INDOMABLE WILL HUNTING) resulta verdaderamente insulso y de registro escaso. Y la chica, Gemma Arterton, una preciosidad emergente pero todavía incapaz de sacudirse el “sambenito” de despampanante, ha cosechado algún pequeño hito como TAMARA DREWE o UNA CANCIÓN PARA MARION, pero todavía no ha conseguido el definitivo despegue.  

Lo que también tengo claro es que ni sus guionistas, Brian Koppelman y David Levien, ni su director, Brad Furman (la prescindible EL INOCENTE) han sabido explicar con claridad, o será que yo en estos terrenos no doy más de sí, esos algoritmos y apuestas on line, que expuestas como ellos lo hacen me resultan embarrulladas y espesas.  

En esto de casinos, póker y juego existe una extensa y brillante filmografía que abarca desde éxitos del mudo como ESPOSAS FRÍVOLAS de Erich Von Stroheim, pasando por EL REY DEL JUEGO, LA CUADRILLA DE LOS ONCE, EL DESTINO TAMBIÉN JUEGA, hasta llegar casi hasta nuestros días con títulos no descollantes pero efectivos como THE COOLER (esta es el mejor), ROUNDERS, OCEAN´S ELEVEN (HAGAN JUEGO).

Claro que todos estos títulos lo reflejan desde posturas de la vieja escuela: en cambio,  con RUNNER, RUNNER asistimos al desembarco del 2.0 y de jergas que se me hacen antipáticas, ininteligibles y que acaban ocultando  la maleza humana. Estoy viendo que al final, hasta para ir al servicio lo haremos desde Internet, tendremos que llevarlo a cabo por control remoto, ya verán. Qué mundo se nos avecina. Si al menos Affleck, Timberlake o Aterton no pusieran cara de póker rancio.  

Por destacar algo, indicarles que se deja ver sin excesivo enojo pero sin alzar jamás el vuelo, ni cuando despegan aviones al final del entramado… y las vistas de Costa Rica al menos solazan un poco. Y menuda visión la de las fuerzas vivas del país, raro que no haya habido quejas.  

Si valoran su tiempo, pueden ahorrársela y verla después de carambola en una de esas sesiones nocturnas de televisión o bien vía redes sociales, una forma de ver las cosas que bien podrían acabar con el Séptimo Arte en el formato de exhibición al que hemos estado siempre acostumbrados y del que varios, no deseamos desprendernos jamás: delante de una buena pantalla de cine.  

Olvidable.

José Luis Vázquez