Director: Michel Gondry
Intérpretes: Romain Duris, Audrey Tautou, Gad Elmaleh, Omar Sy, Aïssa Maïga, Charlotte Lebon, Sacha Bourdo, Philippe Torreton, Vincent Rottiers, Laurent Lafitte, Natacha Régnier, Zinedine Soualem, Alain Chabat, Michel Gondry
Sinopsis: Adaptación de la novela La espuma de los días de Boris Vian. Cuenta la historia de una mujer con una enfermedad inusual.
No tengo excesivos datos, pero sí la sensación que la vida personal del escritor galo Boris Vian (ESCUPIRÉ SOBRE VUESTRA TUMBA) es mucho más apasionante que su literatura y no digamos ya que sus adaptaciones cinematográficas como esta fallida, plúmbea, agotadora, interminable e inaguantable LA ESPUMA DE LOS DÍAS (publicada en 1946). Soy consciente que su literatura ha epatado siempre a muchos jóvenes, pero no constituye ningún referente para el que esto les escribe, no me suelen gustar los artistas tan conscientes de ello.
No participo, además, del reconocimiento que mis colegas y algunos cinéfilos dispensan al director de esta adaptación, Michel Gondry, cuyo cine me parece petulante e indigesto. Tal vez OLVÍDATE DE MÍ es lo único que rescataría de su filmografía que tanto embelesa a esos sectores citados. Ellos que salen ganando, pues ya quisiera ya poder proclamar lo mismo.
El caso es que esta producción que en algún sitio se ha querido emparentar con AMELIE, parte de dos características que no pasan la prueba del nueve: está inútilmente estirada y despliega un humor surrealista desparramado y fatigante.
Quienes la han defendido han destacado sus hallazgos visuales y su inventiva decorativa, pero eso por sí solo no basta, no es suficiente para mantener todo un entramado. Es más bien una pompa de jabón, como la forma de ese peculiar cochecito que nos es mostrado, que si no tiene una consistencia adecuada, se acaba diluyendo fulminantemente, dejando al descubierto la fragilidad de su espejismo.
Constituía inicialmente una de las mayores apuestas del cine de francés de esta temporada, con un reparto de verdaderas campanillas: la eternamente “amelie” Audrey Tatou, el progonista de LA FELICIDAD NUNCA VIENE SOLA Gad Elmaleh, la gran revelación de INTOCABLE Omar Sy o el cotizado Romain Duris (UNA CASA DE LOCOS, POPULAIRES), todos ellos engullidos por unos decorados y un despliegue visual que, en esta ocasión, actúan en detrimento de lo narrado. La cáscara engulle completamente a la semilla.
La cosa va de un matrimonio, de su particular relación y d una extraña enfermedad que le aqueja a ella: le crece un nenúfar en el pulmón. Vale, qué bien, cuanta originalidad vacua y cuánta pérdida de tiempo.
José Luis Vázquez